El Gobierno aprobó hace un año el plan anual de inspección de los servicios de la Administración de la comunidad. Sus resultados son todavía una incógnita. Aunque el consejero Saz aseguró que tiene ya un primer borrador. La idea no era nueva. Quería incidir en la modernización y la calidad. Algo que ya se intentó, sin suerte, en otras ocasiones. Debía abordar aspectos como el absentismo laboral, las incompatibilidades de los trabajadores públicos o la percepción que los ciudadanos tienen de la atención que reciben. El fin último era mejorar la prestación.