El Plan Director para la Renovación Integral del Mercado Central de Zaragoza prevé hacer de esta zona del Casco Histórico un Distrito Mercado en el que la actividad comercial del entorno se beneficie de la modernización de los servicios, cree redes de colaboración y nuevas sinergia como la compra por internet.

Así se recoge en este proyecto elaborado para Zaragoza Vivienda por la UTE formada por Ingennus y Baika y que hoy ha presentado el consejero de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza, Pablo Muñoz.

Se calcula que el nuevo mercado podrá concentrar casi 450 puestos de trabajo directos y una considerable cantidad de empleo indirecto, informan fuentes municipales en una nota de prensa.

La inversión total prevista, incluidos los gastos técnicos, asciende a 9.577.903 euros, de los que 925.000 corresponden al coste del proceso de transición.

Entre las diferentes alternativas de gastos que baraja el plan director se valora la opción de que los detallistas realicen una aportación inicial de 50.000 euros de media y un canon variable a lo largo del tiempo, compartiendo también una parte de los gastos.

Se propone un plazo de concesión de cincuenta años para los titulares del canon, con un total anual de gastos de gestión de 694.776 euros, de los que dos terceras partes podrían ser asumidas por el ayuntamiento y el resto por los detallistas.

El plan director se ha centrado en la recuperación arquitectónica del edificio; la regeneración urbana de la zona donde se ubica; la gestión económica de la reforma, y la complementariedad de usos y actividades a implantar.

Se plantea una racionalización del número de puestos, que pasan de 187 a entre 88 y 76 puestos distribuidos en dos dobles filas, con lo que se liberan las fachadas y se generan nuevos pasillos de borde en los límites de la planta, así como un gran pasillo central de 7,60 metros de ancho con zonas de descanso y relación.

La distribución de tipos de puestos dependerá de la cantidad de comerciantes interesados, pero se tratará de mantener la proporción actual mediante unas horquillas flexibles.

Por razones de limpieza y mantenimiento, se propone que las pescaderías se ubiquen en una zona particular y el resto de los puestos se distribuyan alternativamente a lo largo del mercado.

El semisótano también verá optimizado su espacio, puesto que el número de cámaras de cada especialidad dependerá del número de puestos y los espacios libres se dedicarán a usos complementarios del mercado.

El ayuntamiento conservará algunos puestos de uso público para introducir nuevos servicios o actividades que enriquezcan la oferta del conjunto y se reservan de dos a cuatro puestos a medio camino entre la venta y la hostelería.

Se propone asimismo colocar un punto de información y recogida de la compra realizada por los clientes para gestionar un nuevo servicio de entrega a domicilio, tanto de la compra realizada en el mercado como a través de Internet y también la instalación de consignas refrigeradas para los usuarios del mercado.

Se dará prioridad al horario de apertura tradicional, pero se contempla la posibilidad de ampliar el horario para usos de los locales de restauración o bien de eventos.

Para generar sinergias con el comercio local de la zona se pretende generar relaciones entre los diferentes gremios y comerciantes para llevar a cabo actuaciones conjuntas y prestando servicios compartidos.

Se pretende fomentar el consumo de producto local, educando en una filosofía de consumo próximo, ecológico o denominaciones de origen y se propone la atracción de la infancia, educando en la importancia de una comida saludable.

El edificio, obra del arquitecto aragonés Félix Navarro Pérez, cuenta con la protección de "Interés Monumental BIC" desde 1982, y está declarado como Monumento Histórico Nacional desde 1978, por lo que la reforma del equipamiento y su entorno deberá conciliar la rehabilitación del edificio histórico, preservando y potenciando sus valores arquitectónicos con la necesidad de adecuar sus espacios a los modelos funcionales y de gestión que garanticen su viabilidad técnica y económica.

Respecto al entorno, la principal novedad que aporta el plan director es transformar el vial con una vía de tráfico restringido con unos horarios de carga y descarga más limitados (de 05.00 a 11.00 con la prohibición de estacionar el resto del día).

También se ampliaría la plataforma peatonal con la eliminación de los pórticos de hormigón construidos en la década de los 80 para añadir más arbolado, una senda ciclable y la reurbanización según las pautas de la intervención de la calle Murallas Romanas.

Se sustituirán las actuales mamparas por cristaleras, de modo que también se puedan contemplar con mayor facilidad las columnas y los forjados de la techumbre, potenciando la idea del mercado como escaparate, para que se pueda contemplar el edificio tal y como fue concebido.

Se proveerá de una solución envolvente para la climatización y la protección ante la entrada de insectos, pájaros o polvo del exterior y se garantizará la accesibilidad universal.

Para facilitar la continuidad de la actividad durante la reforma, se ofrece como mejor solución la instalación de una carpa provisional adyacente al mercado en la fachada este durante los doce meses que se prevé el plazo de la reforma, que se ejecutaría a lo largo del año 2018.

Las concesiones de los detallistas, caducadas el pasado septiembre, están en situación de prórroga hasta que salga la concesión del futuro mercado.

La apuesta del Ayuntamiento de Zaragoza, que también recoge el plan director, es una fórmula de gestión cien por cien pública en la que los comerciantes tengan autonomía en el día a día pero que conserve un papel estratégico para el ayuntamiento.

Se propone una gestión más profesionalizada, con la figura de gerencia general, nombrada por los propios comerciantes.