Bárcabo es un típico municipio del Prepirineo ribagorzano. Está compuesto de varios núcleos de escasa población, con rústicas viviendas de piedra apiñadas en torno a la iglesia y tejado de lajas o de teja árabe.

Su configuración se adapta al accidentado relieve de esa zona del noreste de Huesca. Y también al clima, no tan duro como el del Pirineo, pero inclemente en ocasiones. Por todos estos motivos, Bárcabo y sus diferentes núcleos (Almazorre, Betorz, Eripol, Hospitaled, Lecina, Santa María de la Nuez y Suelves) se acaban de dotar de un plan general de ordenación urbana (PGOU) que tiene como objetivo facilitar su crecimiento sin desfigurar su estilo y su trazado.

"Bárcabo está condicionado por su ubicación en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara", explica Juan Carlos Lorente, responsable de Lorente Arquitectos Ingenieros, el equipo técnico que ha redactado las directrices urbanísticas.

El diseño del plan general sigue "los principios establecidos en la normativa" que regula la ordenación territorial en el Pirineo aragonés, señala Lorente. La idea es no modificar la estructura de estos núcleos ni su entorno natural, dado que son esas características las que confieren al municipio su identidad.

"Se apuesta por un modelo compacto frente a la dispersión", afirma Lorente, que subraya que los proyectos se adaptan a la trama urbana preexistente y se respetan los espacios libres. Así se evita la saturación del espacio y se resalta el valor de los inmuebles de mayor interés arquitectónico y ambiental.