La Policía Nacional vincula a la banda del taxi, célebre por robar en una veintena de estos transportes semipúblicos en Zaragoza, el haber reventado más de un centenar de trasteros en la ciudad, en los barrios del Actur, Parque Goya, Picarral, Zalfonada, Arrabal, Azucarera y Barrio Jesús, además de en otras zonas como La Almozara y Delicias.

Así lo precisó ayer el Cuerpo, al informar del arresto de la banda que, como ha venido informando EL PERIÓDICO, generó alarma en el sector del taxi. Sobre todo porque los daños que causaban al romper las lunas de los vehículos eran cuantiosos, mucho más de lo que lograban robar, ya que los taxistas no dejan la recaudación en el vehículo. Y algo similar les ocurría con los trasteros.

Como también informó este diario, los integrantes de la banda fueron puestos en libertad la semana pasada, tras declarar ante el juez. Finalmente fueron seis los integrantes del grupo.

Su detención, tras una investigación complicada por algunas causas, fue finalmente facilitada por una torpeza cometida por dos de sus integrantes, jóvenes en torno a los 20 años. Estos se quedaron atrapados en el ascensor al manipular el cuadro de mandos para bajar al garaje, que era una de sus técnicas habituales, junto a la más sencilla de esperar a que se abriese la puerta del garaje. Este arresto condujo a la caída del grupo entero.

Una vez dentro, aprovechaban para forzar o reventar trasteros, pero tampoco le hacían ascos (de hecho, los buscaban) a los taxis aparcados. Su método favorito era emplear un extintor del garaje para reventar las lunas y buscar en la guantera algo que desvalijar. Así lo hicieron en hasta 26 ocasiones, según precisó la Policía Nacional.

Sus acciones causaron alarma en el sector del taxi y entre los vecinos afectados por los asaltos, pero su movilidad, con cambios de barrio cada pocos días, dificultó la investigación policial.

Finalmente, las pesquisas del grupo de Policía Judicial de la Comisaría de Distrito del Actur permitieron relacionarlos con más robos. Pese a su juventud, contaban con un largo historial policial por delitos contra el patrimonio, pero quedaron en libertad con cargos.

Además de los citados asaltos, les atribuyen la sustracción de cinco ordenadores en un colegio de Parque Goya; la de dos televisores y joyas en casa de un anciano en el Actur y la de dos bicicletas valoradas en 5.000 euros en la misma zona.