Una explosión unida a los gritos de «socorro, hay un incendio» despertaron en mitad de la madrugada de ayer a los vecinos del número 12 de la calle Francisco Izquierdo Molins, en el zaragozano barrio de La Paz. Por causas que la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional está investigando, ya que podría ser intencionado, se inició un incendio en el bajo del edificio que desembocó en la asistencia sanitaria de casi una veintena de residentes, cinco de ellos niños.

Pudo haber sido una tragedia, si no llega a ser por la rápida actuación de los servicios de emergencia y de los propios vecinos, como Iván Peralta, que no dudaron en tapar con toallas húmedas todas las zonas por las que podía colarse el denso humo negro al tiempo que salían a la terraza para facilitar las labores de auxilio. Este hombre llegó a descolgarse por el balcón del primer piso para entregar a sus hijos de 4 y 8 años a los agentes de la Policía Local y Nacional que estaban en la calle. Sus brazos llenos de rasguños así lo atestiguaban.

INHALACIÓN

Tras salvar a sus hijos, que fueron trasladados al hospital por inhalación de humo, Iván y su esposa María Cristina se tuvieron que quedar en la terraza a la espera de que los Bomberos de Zaragoza dieran por extinguido el fuego. Y es que ella había sido recientemente operada y no podía hacer ningún movimiento brusco.

No fueron los únicos que tuvieron que esperar a que el cuerpo de bomberos apagara las llamas y les auxiliara. Gonzalo Larrea y Asier Rodríguez, que viven en el segundo piso, destacaron que «era imposible salir por el humo negro que había en la escalera». «Esperamos a que subieran a por nosotros y nos bajaron con una botella de oxígeno para impedir que nos intoxicáramos», apuntaron.

Quien sí pudo salir por su propio pie fue Berta Sos que reside en el bajo frente al que se inició el fuego. «Estábamos dormidos y de repente oí como una explosión y que pedían ayuda, que había un fuego», destacó, mientras resaltaba que no pudo hacer nada más que despertar a su marido y a su hijo de ocho años y salir rápidamente a la calle, mientras llamaba al servicio antiincendios.

Todos ellos coincidieron en que pasaron «miedo» ante lo sucedido, especialmente por la gran cantidad de humo negro que se extendió por todo el inmueble. También resaltaron que la mujer que reside en el domicilio en el que comenzó el fuego no paraba de decir «me han lanzado algo desde la calle».

Esta cuestión es la que centra la investigación que llevan a cabo la Brigada de Policía Científica y el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, ya que el incendio comenzó en el salón que, en ese momento, estaba con las ventanas que dan a la calle totalmente abiertas.

Todo apunta a que se inició en el sofá que estaba situado junto a la ventana, por lo que ahora los agentes deberán analizar si hubo más de un foco y cómo pudo comenzar. Ninguna hipótesis está cerrada, señalan fuentes consultadas por este diario que también resaltaron que se van a analizar las grabaciones de las cámaras de seguridad cercanas de cara a saber si alguna persona pudo acercarse a dicha ventana y arrojar algún objeto incendiario, tal y como mantiene la mujer que vive en el bajo.

En el marco de la investigación resalta, asimismo, una ruptura sentimental conflictiva, según estas mismas fuentes consultadas. Una circunstancia que motivó, tiempo atrás, varias intervenciones del Cuerpo Nacional de Policía ante las peleas que se vivían en el interior de la vivienda que ayer los Bomberos de Zaragoza decidieron precintar, al no reunir las condiciones necesarias de habitabilidad por la alta concentración de dióxido de carbono. Las llamas solo afectaron al salón y la estructura del edificio no se vio afectada. En total hubo varias viviendas afectadas y 18 personas atendidas por los servicios sanitarios: cinco niños -uno de ellos inconsciente-, siete adultos y seis policías. Uno de los residentes sufrió quemaduras en las manos. Ante un incendio de una vivienda los expertos recomiendan mantener la calma; utilizar un extintor si el fuego lo permite, cerrar la puerta de la habitación siniestrada y dar aviso a los bomberos; cerrar las puertas y ventanas que se pueda en el caso de no poder hacer frente al fuego, coger las llaves de la vivienda y salir dejándola abierta para facilitar el acceso de los bomberos y esperarles en la calle.

Además se debe avisar al vecindario y no volver a entrar en el piso incendiado por ningún motivo.

En el caso de que el fuego sea en una planta inferior, no se debe salir de las viviendas superiores porque la escalera puede estar inundada de humo y gases calientes, se deben cerrar las ventanas, poner un trapo húmedo debajo de la puerta del piso y no usar el ascensor.