Con frecuencia la Policía y la Guardia Civil informan de casos de ciberpederastas que se hacen pasar por adolescentes en internet para contactar con sus víctimas y lograr así imágenes de contenido sexual, con la que chantajearles incluso para llegar a quedar con ellos en persona. Pero no solo los incautos menores de edad pueden ser víctimas del anonimato en la red: los agentes de Delitos Tecnológicos de Zaragoza (y de toda España) constatan que reciben continuas denuncias por lo que se conoce como sextorsión, chantajes bajo la amenaza de difundir vídeos eróticos de las víctimas.

El sistema de obtención de imágenes no es muy complejo, pero a tenor del número de denuncias (no precisado, pero «muy frecuente»), es efectivo, según explica el inspector jefe de la Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado (UDYCO) de la Jefatura Superior de Policía en Aragón, Alberto Larripa.

INVITACIÓN

Habitualmente la víctima, un hombre preferentemente con pareja (para facilitar el posterior chantaje), recibe una invitación de amistad de una mujer atractiva en una red social. Si la acepta, esta comienza a mandarle mensajes cada vez más insinuantes, tomándose su tiempo para ganar su confianza.

Finalmente le propone un videochat en vivo, en el que ella se desnuda y masturba, invitándole a hacer lo mismo. Pero cuando el hombre le corresponde, la imagen se corta y aparece su verdadera conquista, bien en imagen o bien con una comunicación posterior. La identidad real de la mujer (las imágenes son de cómplices o vídeos extraídos de internet) suele ser la de un ciudadano africano, usualmente de Nigeria o Costa de Marfil, que amenaza con difundir el vídeo obtenido entre sus contactos o su pareja a no ser que el afectado pague una cantidad -unos 2.000 euros- a través de sistemas de transferencia de fondos como Western Union.

PREVENCIÓN

La jefa del grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional, dedicada a este ámbito, reconoce que, en efecto, lo cuelgan. Pero aún así anima a no pagar sino a denunciar, porque nada garantiza que los extorsionadores no lo hagan igualmente. Si lo colocan en páginas como Youtube o Facebook, como ha sucedido, basta comunicarlo para que sea retirado en un corto espacio de tiempo.

En este tipo de casos lo mejor es la prevención, no dejarse engañar por estas falsas identidades. Porque aunque «se hace lo posible» para identificar a los autores, es prácticamente imposible que la investigación alcance a estos países africanos, con limitados acuerdos bilaterales de cooperación.

Este problema no es exclusivo de la sextorsión ya que, según explican los agentes, gran parte de las ciberestafas masivas por correo electrónico (phising) provienen del mismo territorio. Este tipo de correos son «cíclicos», en oleadas de correos falsos a nombre de Hacienda, una entidad bancaria u otro organismo oficial.

Últimamente también con plataformas de televisión digital como Netflix, por un supuesto problema de verificación de cuenta, aunque la Jefatura aún no ha recibido ninguna denuncia de afectados por esta variante de la estafa cibernética.