El Cuerpo Nacional de Policía ha redoblado su presencia en las principales calles de la capital aragonesa. Ayer se hizo visible el despliegue en la plaza del Pilar e inmediaciones con agentes que patrullaban con armas largas, sin uniforme pero con chalecos antibalas identificativos. Una imagen inusual que fuentes policiales enmarcaron en el nivel 4 de alerta terrorista (el segundo más alto tras el 5, correspondiente a un atentado inminente), que se mantiene desde hace tres años.

Durante este tiempo se han ido adoptando medidas de seguridad al hilo de las mecánicas del terrorismo islámico en Europa, como la colocación de maceteros para impedir que los vehículos pesados entren sin obstáculos en zonas concurridas y generen masacres como las de Francia, Alemania, Reino Unido y, más recientemente, Barcelona.

De hecho, el incremento de presencia policial podría tener que ver con la amenaza del Estado Islámico que, según alertó Interior, está corriendo en los últimos días por los grupos de Telegram que utilizan los terroristas y afines. Unos mensajes en los que se insta a volver a atentar en Barcelona, con armas de fuego, blancas o vehículos, según se disponga de medios. El mensaje aparentemente se ciñe a la ciudad condal, pero obviamente la alerta se amplía a cualquier lugar.

La permanente activación del nivel 4 de alerta no impide que haya refuerzos puntuales de vigilancia, como sucedió tras los atentados de Barcelona, y que suelen concentrarse en infraestructuras críticas (como centrales de producción de energía o edificios gubernamentales), así como en lugares muy concurridos, como estaciones de transporte o, en el caso de la capital aragonesa, la plaza del Pilar, por donde ayer patrullaban los citados agentes con armas largas.

Estas han sido constantemente reclamadas como dotación por los sindicatos policiales, que veían cómo el nivel de alarma no se correspondía con el equipamiento de los agentes, que difícilmente pueden responder a determinados ataques con las pistolas de dotación.

El resto de protocolos de seguridad han causado algún pequeño quebradero de cabeza municipal, como los recorridos de procesiones afectados por las trabas de los maceteros y pilotes. Pero se han solucionado sin mayores perjuicios. De hecho, de cara a la próxima Semana Santa se celebrará una Junta de Seguridad que en principio estará enfocada a eliminar los bolardos y maceteros, por ejemplo de la calle Alfonso, en favor de un incremento de la presencia policial que permita controlar las posibles amenazas sin afectar a los trayectos de los cofrades y la presencia de feligreses y turistas. En la última semana se han instalado unos bolardos móviles en la calle Milagro de Calanda junto al Pilar.