Los vecinos de la famosa zona del Rollo están desesperados por el ruido que generan los usuarios que acuden de noche a los bares. Después de años de decadencia, las calles Maestro Marquina, Moncasi y alrededores se han vuelto a convertir en un espacio de ocio nocturno. Desde el PP van a plantear en el Ayuntamiento de Zaragoza que no se autoricen licencias de apertura de bares en zonas saturadas, como la del Rollo.

El presidente de la Asociación de Vecinos La Huerva, Carlos Monge, explicó que se han abierto nuevos bares mediante la declaración responsable. Es decir, que el propietario puede iniciar su actividad comercial aunque no tenga la licencia de apertura comprometiéndose a cumplir con una serie de condiciones, «algo que no está sucediendo», según Monge, quien aseguró que su propietario ya regentó un negocio en los años en los que el Rollo era una de las principales zonas de fiesta.

«En teoría tienen licencia de categoría uno, de cafetería, pero se dedican a vender alcohol por lo que reúne a un gran número de personas en la puerta que, cuando cierra -a las 2.30 horas- se trasladan a otros pubs», criticó Monge.

MEDIDAS

El resultado es que cada fin de semana, y más de un día entre semana, tienen que soportar el ruido que genera que decenas de personas estén bebiendo en la calle, ya que Maestro Marquina y alrededores se han convertido, además, en un nuevo lugar donde hacer botellón, indicó Monge, que ayer se reunió con el portavoz del PP, Jorge Azcón, frente a uno de los bares que está generando mayor malestar.

Azcón anunció ayer que «ante la evidencia de que la figura de la declaración responsable se está utilizando de forma fraudulenta para abrir locales de ocio nocturno», su formación propondrá que no se pueda solicitar este tipo de licencias en zonas saturadas de la ciudad. Según el popular, «se están abriendo bares en tiempo récord a sabiendas de que después no van a reunir las condiciones para la obtención de la licencia».

A su vez, incidió en la necesidad de fomentar la apertura de locales que no tengan nada que ver con el ocio nocturno, como hasta ahora.

Monge recordó que en los años 80 y 90 fueron los de mayor demanda de este barrio, cuando las calles eran intransitables por la noche por la cantidad de jóvenes que acudía cada fin de semana.

Con la crisis, los bares de fiesta se redujeron a unos ocho, la mayoría latinos y alguno que otro histórico que sobrevivió.

El representante vecinal, cuya asociación llevaba años inactiva y ha vuelto a coger ritmo con esta problemática, lamentó que no han recibido respuesta alguna a sus quejas y peticiones por parte del Gobierno de Zaragoza en Común.