«Tengo el golpe en las piernas y en el corazón, prefiero no recordar». Unas escuetas pero dolorosas palabras expresadas por Roque Oriol, el esposo de la zaragozana asesinada en Cambrils, que demuestran a la perfección las consecuencias de la sinrazón del terrorismo yihadista que se cobró la vida de 16 personas el pasado mes de agosto en Cataluña.

Este hombre natural de Morata de Jalón (Zaragoza), reconoció ayer a este diario que «todavía está desmejorado» y que queda un largo camino de traumatólogos, pero también de psicólogos. «Si por mí fuera,... pero está lo de mi mujer», afirma Oriol, visiblemente emocionado a la salida de la misa por el alma de Ana María Suárez en la que estuvieron presentes más de un centenar de vecinos y familiares. Una amplia presencia que para Oriol no pasó desapercibida, quien reconoció «no poder sentirse más contento por el apoyo de los ciudadanos, así como por el trato recibido tanto por los médicos como por el Gobierno». «He recibido una atención excepcional», recalcó.

También quiso desear que su cuñada Alicia Suárez «salga pronto del hospital», donde continúa ingresada a la espera de que la recuperación por los traumatismos que sufrió en la cadera mejoren.

APOYO

Tanto desde la Asociación de Vecinos del Barrio Jesús donde vivían las víctimas como el sacerdote de la iglesia a la que asistían mostraron ayer su apoyo y cariño a Roque y a toda su familia. El presidente de la asociación vecinal, Raúl Gascón, lamentó «profundamente lo ocurrido, especialmente porque son unas personas muy conocidas en el barrio y ha sido un mazazo, pero nos tenemos que quedar con el buen recuerdo».

Durante la misa en recuerdo de Ana María, el sacerdote pidió a los asistentes que recen por el alma de Ana María, pero también para que «el odio de los terroristas no sea más fuerte que la vida». «Es normal que ahora nazcan sentimientos de odio ante el dolor que sentimos, pero nuestro único grito debe ser el de decir sí a la vida y no a la muerte y a lo que conlleva», añadió. Ana María, Roque y Alicia fueron arrollados cuando salían de celebrar el cumpleaños de Roque en el Club Náutico de Cambrils, donde el matrimonio tenía un apartamento. Fueron embestidos por el Audi A3 en el que iban los cinco terroristas que fueron abatidos por los Mossos d’Escuadra.

Los tres fueron ingresados en varios centros hospitalarios tarraconenses, si bien los fuertes traumatismos que sufrió Ana María Suárez hicieron imposible su supervivencia. Su esposo Roque estuvo en coma inducido, despertando el día antes de que su mujer fuera enterrada en el cementerio zaragozano de Torrero. No pudo darle su último adiós, al igual que su hermana Alicia que todavía permanece en el hospital Miguel Servet, donde fue trasladada al no correr peligro su vida. A ambos se les comunicó la triste noticia de la muerte de Ana María cuando estaban en la uci por recomendación médica, ya que allí estaban controlados ante un posible emperoamiento.