Un soldado profesional de la Brigada de Castillejos de Zaragoza, Marcos Angel A. P., ha denunciado "las continuas amenazas de muerte" que recibe por parte de compañeros de su unidad, después de que, en el mes de septiembre, pusiera en conocimiento de sus superiores que cuatro soldados y un cabo forman una banda dedicada al tráfico de droga dentro y fuera del cuartel.

La denuncia, interpuesta asimismo ante la Policía Nacional y la Guardia Civil, está siendo objeto de una investigación interna para esclarecer los hechos, según informaron fuentes de la Comandancia Militar de Zaragoza, que matizaron que "la gravedad de los hechos denunciados ha llevado a abrir un análisis pormenorizado".

Marisa Pérez, madre del soldado, ha manifestado que su hijo, de 20 años y destinado en el regimiento Pavía IV, "vive aterrorizado desde el mes de septiembre, cuando se dio cuenta de que sus compañeros introducían cocaína en el acuartelamiento".

TRASLADO O BAJA "Ha pedido el traslado a otra ciudad e incluso, como está desesperado, la baja en el Ejército, pero no le han concedido ni una cosa ni otra", señaló la madre a este diario. El contrato de Marcos Angel A. P. expira a finales del próximo mes de diciembre, un plazo que le parece "demasiado largo" por lo difícil que se ha hecho la vida en la unidad donde trabaja en calidad de artillero de carro de combate. Según su madre, el soldado tiene pocas salidas a su alcance: "Además, se niegan a darle la baja por motivos psicológicos", dice

A raíz de las amenazas, el denunciante, que dormía con algunos de los presuntos traficantes en la misma camareta, se fue a vivir a un piso de Zaragoza para evitar pernoctar en la unidad. "Ahora tiene miedo a que le atropellen cuando vuelve andando a Zaragoza por la autovía", comentó la madre del soldado.

Fuentes de la Comandancia Militar de Zaragoza han indicado que se han dispuesto medidas para garantizar la seguridad del denunciante, que acumula en su expendiente diversas faltas leves de carácter disciplinario. Asimismo, han subrayado que Marcos Angel A. P. se negó durante más de un mes a presentar una denuncia formal de las supuestas amenazas.

Marisa Pérez ha declarado que los presuntos traficantes han llegado a exhibir machetes ante su hijo y que le han golpeado.

EXPEDIENTE POR DESERCION "Ha estado aislado en los calabozos como medida de precaución --dijo--, pero pienso que esa medida es insuficiente y que tienen que llevarlo a un lugar más seguro mientras no pueda marcharse del Ejército definitivamente".

En una ocasión, cuando ya había estallado el problema, aprovechó un permiso para ir a casa de su madre en Talavera de la Reina (Toledo), donde permaneció más del tiempo concedido "ante el temor a volver". A la vuelta a la Brigadada Castillejos, sus superiores le abrieron un expediente por deserción, según la madre del soldado.