La crisis entre el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) y el PSOE en el consistorio de la capital aragonesa llega en el peor momento posible, cuando se tienen que poner a discutir las cifras del presupuesto del 2018. Unas cuentas en las que sus votos serán indispensables y que ofrecen el escenario esperado por la izquierda desde hace ya siete años. La salida del plan de ajuste va a permitir aumentar el capítulo de inversiones, medir el músculo que da la recaudación de unos tributos que aportarán 3,6 millones de euros más a las cifras de este año y, lo que es más importante, pulsar el mercado financiero para acudir a la deuda externa y elevar la inversión en más de 30 millones de euros.

Se trata de un incremento significativo. Esta misma semana, ZeC se ha puesto a analizar las cifras a nivel interno y, después de haber conseguido reducir la deuda bancaria en más de 122 millones de euros, ahora toca relajar el ritmo de amortización y devolverle a los vecinos el esfuerzo, o sacrificio, mejor dicho, de los últimos años. Así, si se logra este aumento, la cuantía global superará, con toda probabilidad, los 83 millones de euros en el 2018. Una cifra que representaría un 54% de crecimiento con respecto a los 53,8 millones presupuestados para este 2017.

EVOLUCIÓN

No solo mejoraría el ejercicio anterior sino que, en caso de confirmarse en el borrador que debería presentar este mes, representaría el mayor volumen destinado a la inversión de los últimos ocho años. Habría que remontarse al 2010 para encontrar una cifra similar en el presupuesto de la ciudad. Entonces alcanzó los 95,98 millones en una consignación que llegaba a rebufo de lo que significó la celebración de la Exposición Internacional del 2008. Otro escenario distinto al actual.

Desde entonces la cuantía no hizo más que decrecer año tras año. Fueron 62,31 en el 2011 y, ya con un plan de ajuste que cerró el grifo de los créditos a largo plazo, se aminoró a 41,43 en el 2012, subió a 45,59 en el 2013, a 49,86 en el 2014 y a 63,39 en el 2015, año electoral. Ese año entró ZeC en el Gobierno municipal y la cuantía disminuyó en el primer presupuesto a mínimos históricos, hasta los 31,58 millones para el 2016.

Así, este año se anunció como el de la recuperación inicial y el 2018 iba ser el del despegue. Son ocho años de sacrificio y de parón para muchas reivindicaciones vecinales varadas en las complicaciones de la tesorería municipal, que en las cuentas de este año ya anunciaba un repunte para el 2018 y el 2019. Solo en los plurianuales ya se preveía un gasto de 57,71 millones el año próximo y 32,87 para el siguiente.

Pero la clave del cumplimiento era la salida del plan de ajuste que, finalmente, Zaragoza ha conseguido este año. La cancelación de los créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) que sirvieron para el plan de pago a proveedores que llegó con ese plan de ajuste en el 2012, levantaría para Zaragoza una pesada losa que era la imposibilidad de afrontar nuevas inversiones. Y, para lo que se plantea en el 2018, también la de no poder acudir al endeudamiento.

Pero esta es la única forma que meter más de 80 millones de euros en inversiones en las cuentas del próximo año. Y es que ZeC intentará que el ritmo de amortización de la deuda actual, que ha rebajado de 855 millones en el 2015 a los 733 con los que se prevé cerrar el 2017, sea inferior acudiendo al crédito a largo plazo. Este año se habrán abonado a los bancos en torno a 70 millones y el próximo será similar la cifra. Pero, a cambio, se pedirá un préstamo que aminore el ritmo tan vertiginoso de reducción de deuda para darle un respiro a la inversión, algo que necesita con urgencia porque los proyectos pendientes también han crecido.