El nuevo Airbus A-400 Atlas, que sustituirá paulatinamente a los tradicionales C-130 Hércules, ya presta servicio en el Ala 31 de la Base Aéra de Zaragoza, lo que supondrá un salto cualitativo y cuantitativo para el Ejército del Aire, gracias su mayor alcance, autonomía, velocidad y capacidad de carga.

El primer A-400M que se incorporó el pasado mes de diciembre, opera ya en el Ala 31 de la Base Aérea de Zaragoza, adonde está previsto que llegue el segundo aparato antes de fin de año para añadir otros dos o tres más en 2018, explicó ayer el coronel Andrés Gamboa, jefe del Ala 31, en una jornada de presentación de la aeronave a los medios.

El avión es de fabricación y tecnología europea y se ensambla íntegramente en la factoría que Airbus Defense and Space tiene en el Aeropuerto de San Pablo de Sevilla, con tecnología europea.

La incorporación de estos aparatos abre una nueva etapa, «muy ilusionante», para el Ejército del Aire, entre otras cosas porque además de volar más rápido que los Hércules, lo puede hacer a diversas alturas. De hecho, puede lanzar a paracaidistas desde gran altitud, pero también entregar cargamentos a cinco metros de distancia del suelo. El lanzamiento de paracaidistas está generando algunos problemas, como el hecho de no poder realizarse simultáneamente por las dos puertas laterales por peligro de colisión en el aire, pero precisamente para este tipo de pruebas está el periodo de pruebas de la aeronave.

Con una longitud de 45,1 metros y una envergadura de 42,4 metros, la altura del Atlas es equivalente a un edificio de cinco plantas. Es capaz de cargar hasta 37 toneladas y 120 soldados con todo su equipamiento y puede alcanzar los 900 kilómetros por hora y volar a más de 11.000 metros de altura.

COMO UN CAMIÓN / Gamboa explicó que el avión puede portar en su interior la carga equivalente a un camión de bomberos de los grandes, o dos carros de combate, o tres o cuatro vehículos, o dos helicópteros. Además, su tren de aterrizaje de doce ruedas le permite tomar tierra en pistas sin asfaltar, lo que supone que puede llegar a destinos que no cuentan con infraestructuras aeroportuarias modernas.

Este avión lleva ya seis meses de rodaje en la base zaragozana, periodo en el que se ha preparado para llegar a este momento, en el que ya está operativo al 100% y sometido el plan de mantenimiento que marca el fabricante.

El aparato acumula ya unas cien horas de vuelo. Entre ellas las escasas diez, del tirón, que invirtió hasta alcanzar Washington en una reciente travesía que tenía como destino México. El Hércules habría tenido que hacer dos pernoctaciones por el camino.

Aunque este A400M ha realizado algunas tareas de apoyo logístico y de carga, antes de que entre de lleno a participar en misiones hay que terminar de «acoplar» la unidad, instruyendo a los pilotos y a los mecánicos.

El capitán Pablo Guerrero, uno de los pilotos que ya maneja el A400M, junto con otros tres destinados en la Base Aérea, explicaba ayer que la nueva aeronave supone un «cambio de filosofía» respecto al manejo de los Hércules, al incorporar otros procedimientos y tecnologías, que los pilotos aprendieron en un cursillo de tres meses impartido en Sevilla. Por el momento continúan adaptándose al que será, en el futuro, la nave de carga de referencia del Ejército del Aire español y, se espera, de toda Europa.