Los alrededor de 1.500 voluntarios de Protección Civil que prestan servicio desinteresado en Aragón cuentan desde ayer con una nueva norma que regula su actividad en la comunidad autónoma. Un decreto, el 204/2017 del 19 de diciembre, cuya entrada en vigor conlleva dos cambios relevantes en el servicio: por un lado, la progresiva integración de las agrupaciones actuales (50) para hacerlas de ámbito comarcal, con lo que debería haber 33; por otro, la orientación hacia la prevención más que hacia la intervención en emergencias, aunque seguirán manteniendo ambas capacidades y obligaciones.

Según recordó el Gobierno de Aragón, el decreto pretende adaptar la estructura actual al sistema de Protección Civil de Aragón, aunque las agrupaciones que integrarán la red aragonesa no variarán en gran medida su labor y atribuciones. Las agrupaciones son organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas a cooperar con las administraciones públicas en funciones preventivas para reforzar la seguridad colectiva -por ejemplo, en operativos para grandes eventos- y en funciones de intervención en situaciones de emergencia, bien sea un accidente de tráfico o una catástrofe natural, para lo que se activan los planes específicos.

CALIDAD / La labor de estos voluntarios, según destacó la directora general de Justicia e Interior, María Angeles Júlvez, «supone un plus de calidad y de seguridad para cualquier territorio».

Con la nueva normativa, la prevención se configura como el bloque principal de funciones de estas organizaciones que, a partir de ahora, tendrán que ser de ámbito comarcal. Los procesos de integración que se tendrán que llevar a cabo tienen como objetivo evitar la duplicidad de medios y unificar los recursos, a la vez que garantizan la cobertura de todo el territorio de la Comunidad Autónoma.

Estas labores de prevención seguirán las directrices de los técnicos de la Administración de la que dependan y con la que han de tener suscrito un convenio de colaboración, por el que reciban la subvención necesaria para el equipamiento, seguros obligatorios o los cursos de formación obligatoria.

Los voluntarios han de actuar en todo tipo de eventos y dispositivos operativos de carácter preventivo, como grandes concentraciones humanas, eventos deportivos o fiestas locales. También les corresponde colaborar en la elaboración, mantenimiento e implantación de los planes de protección civil en su comarca, así como apoyar la elaboración y realización de campañas de información y divulgación para colectivos afectados por los distintos riesgos.

En cuanto a la intervención en emergencias, las agrupaciones estarán siempre sujetas a la cadena de mando establecida, y sus labores de evaluación de la situación, protección de la zona o socorro en casos de urgencia abarcan desde la información a los cuerpos operativos -por ejemplo, en caso de que lleguen primero- hasta el apoyo logístico.

La nueva normativa reconoce que la Red de Voluntarios es un elemento más de los que conforman el conjunto de la Protección Civil, «que ha demostrado sobradamente su eficacia, basada fundamentalmente en la solidaridad», explicó Júlvez.

Aragón cuenta en estos momentos con 50 agrupaciones de voluntarios repartidas entre Zaragoza (22 agrupaciones), Huesca (16) y Teruel (12). La integración comarcal tendrá la excepción de Zaragoza, que mientras no constituya una comarca central seguirá contando con los cinco ejes actuales: Bajo Gállego, Ribera izquierda del Ebro, Bajo Huerva, Utebo y el eje de El Burgo, Fuentes y Mediana de Aragón.