La Sociedad Aragonesa de Psicología Clínica (SAPC) solicita, con motivo de la celebración, hoy miércoles, del Día Mundial del Alzhéimer, el desarrollo de programas de concienciación y mejora de la respuesta del sistema público de salud", así como la creación de Unidades de Demencia para abordar la enfermedad "desde una intervención multidisciplinar".

El colectivo, a través de la directiva María Burillo, reinvidica el papel del psicólogo clínico en la evaluación neuropsicológica inicial que es "fundamental en el diagnóstico y seguimiento de los pacientes con alzhéimer, siendo especialmente valiosa para discriminar entre el envejecimiento normal y demencias incipientes", asegura.

Para los psicólogos clínicos, "el gran desafío en los próximos años será el diagnóstico de la enfermedad antes de cumplir los criterios de demencia, haciendo especial hincapié en el concepto de deterioro cognitivo. "La evaluación neuropsicológica es una herramienta muy necesaria que debe de acompañar a la entrevista clínica, neuroimagen y pruebas de laboratorio", insiste Burillo, que recordó que la demencia está declarada como enfermedad de Salud Pública por la OMS (Organización Mundial de la Salud) desde el año 2012.

SIN CURA

El alzhéimer, que afecta a alrededor de 950 aragoneses, es una enfermedad grave crónica, que actualmente no tiene cura, y es una de las principales causas de discapacidad entre los adultos mayores con un gran impacto económico, social y familiar. La enfermedad es cada vez más prevalente por el aumento de la esperanza de vida y por el envejecimiento de la población. Entre los diferentes tipos de demencia, el alzhéimer es el más común y supone, según diferentes estudios, del 50 al 70% de todas las demencias.

Es una enfermedad degenerativa progresiva que se caracteriza por alteraciones cognitivas, es decir alteraciones de la memoria, del lenguaje, de la atención, de la orientación, de la capacidad de juicio y razonamiento, de la capacidad de planificación; Todo esto conlleva alteraciones funcionales y pérdida progresiva para el desempeño de las actividades de la vida diaria, desde las mas complejas a las más básicas o esenciales, como andar, comer, vestirse o asearse. También pueden aparecer alteraciones psicológicas o del comportamiento.

Por su parte, el PAR urgió a la DGA a que impulse un plan sobre la enfermedad e instaure la figura del geriatra en los centros de salud, que según la impulsora de la propuesta, Elena Allué, "cumpliría dos objetivos: aumentar la calidad de vida de estas personas y facilitar la salida laboral a los aragoneses especializados en Geriatría".

Además, Allué pide establecer un censo de las personas con la enfermedad en la comunidad autónoma.