El Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) y el grupo municipal del PSOE escenificaron ayer de nuevo su pésima relación. Curiosamente, esta vez el desencadenante fue el hecho de que el alcalde Pedro Santisteve sellara un acuerdo sobre la futura ley de capitalidad con el presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, sin consultarles a ellos. Eso motivó que ayer fuera el único partido que no acudió a la reunión convocada por el teniente de alcalde de Economía, Fernando Rivarés, para explicar lo pactado. Plantón que este atribuyó a «problemas de protagonismo» de los concejales socialistas. «No sé cuántos PSOEs hay», añadió. A lo que respondió el edil socialista Javier Trívez lamentando su «irrespetuoso oscurantismo» y justificando su ausencia a esta cita «vacía de contenido y sin sentido».

Su respuesta concordaba con el clima adverso que se encontró Rivarés. Todos, PP, CHA y Ciudadanos (C’s), le recriminaron que incumpliera su palabra al no contar con la oposición, que actuara «de espaldas» a ellos y que ahora, tras lo acordado con la DGA, ni siquiera podrán introducir mejoras en la ley. María Navarro, concejala del PP, fue más allá y aseguró que el edil de ZeC reconoció «que se ha tenido que firmar deprisa y corriendo por presiones del Gobierno de Aragón». «Me río y mucho de semejante afirmación», replicó Rivarés, asegurando que la conservadora mentía.

Para él, «sería mejor la unanimidad, pero lo importante es llegar a acuerdos». «Entiendo que les duela que no hayan sido protagonistas de algo que nunca han podido hacer», añadió. Solo el nacionalista Carmelo Asensio reconoció que la financiación pactada es «una buena base para empezar a hablar», pero después de criticar las formas utilizadas por Rivarés y lamentar que «es triste que el gobierno de la transparencia se caracterice por lo contrario». Sara Fernández, de C’s, criticó a ZeC por «romper el frente común» municipal y mantiene la reunión que su partido había convocado para mañana.