Calcena parece no haberse recuperado del incendio que arrasó 4.700 hectáreas de varios municipios situados en las estribaciones del Moncayo, en el mes de agosto del 2012. Dos años después de aquel desastre natural, que obligó a desalojar a los vecinos del pueblo de Talamantes, el paisaje de Calcena sigue estando punteado por los árboles y arbustos quemados, las pistas siguen casi intransitables y han desaparecido, destruidas por el fuego, las tablillas de madera que señalan el sendero de gran recorrido GR-270, por el que discurre la popular prueba de marcha a pie de la Calcenada.

"Pedimos a las autoridades que se acuerden de Calcena, que es necesario que se invierta en nuestro término para borrar cuanto antes las huellas del incendio de hace dos años y permitir la recuperación de los montes", señaló ayer Mariano Miguel, alcalde de Calcena.

"Las pistas de montaña están en muy mal estado, sobre todo a partir de las últimas lluvias", continuó el regidor, que señaló que también es necesario construir balsas con el fin de tener reservas de agua para hacer frente al fuego y para la ganadería extensiva.

El incendio del 2012 tuvo un efecto devastador. Los numerosos medios antiincendios desplazados al lugar donde se había iniciado el fuego tardaron varios días en controlarlo totalmente y fue preciso, en algunos casos, cortar el fluido eléctrico e incluso la circulación de vehículos dado el imparable avance de las llamas.

Mariano Miguel sostiene que la Administración autonómica ha otorgado ayudas a otras localidades que se vieron afectadas por ese desastre, como es el caso de Ambel, Añón de Moncayo, Tabuenca, Talamantes y Trasobares. Sin embargo, estas no han llegado en la medida precisa a Calcena.

Además, transcurridos 24 meses del incendio, todavía no se sabe la causa real del mismo. Se hicieron toda clase de conjeturas, desde la posibilidad de que fuera intencionado hasta que un vidrio recalentado por el sol produjera accidentalmente las primeras llamas, pasando por una negligencia humana.