n la mayoría de los territorios forestales europeos, también en España, no se aprovecha más del 20 % del potencial de los recursos micológicos, el "busca-setas" o micoturista está en el centro de un nuevo modelo de negocio de ecoturismo que puede llegar a revitalizar la economía rural.

El investigador aragonés Fernando Martínez-Peña, coautor del estudio "Los beneficios socioeconómicos, científicos y políticos del micoturismo", explica en una entrevista con Efeagro que aunque en algunos lugares se recolectan setas silvestres comestibles, "la mayor parte del valor añadido se escapa de la zona de producción".

A la vista de esta debilidad, "tratamos de que los territorios conozcan su potencial y lo pongan en marcha", según el director de investigación del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA).

Hay un gran oportunidad en todas las zonas montañosas del tercio norte español, pero también en el sur, donde también fructifican especies con interés comercial.

"Nos sorprendería el valor e interés que puede generar este recurso en zonas insospechadas", explica Martínez-Peña, en la actualidad también director del Instituto Europeo de Micología.

No obstante, salvo escasas áreas que tienen bien organizado y gestionado el aprovechamiento micológico (como Soria, por ejemplo), en el resto de España "no se aprovecha todo el valor que genera este recurso desde el propio territorio".

La investigación, publicada en la revista científica "Ecosphere" de impacto internacional, pone como ejemplo de desarrollo de explotación económica y sostenible de este recurso forestal en la provincia castellanoleonesa de Soria, "desde hace más de 20 años", donde surgieron los permisos y las limitaciones en la recolección.

El estudio, que trata de servir de ejemplo a otros territorios europeos, ha tenido eco en el exterior y "ha sido acogido con atención desde Japón, China y Argentina, que nos han llamado para interesarse por estas ideas para ponerlas en marcha", asegura.

El micoturismo es una "oportunidad para el medio rural" y puede convertirse en una importante fuentes de ingresos al compatibilizar el uso recreativo forestal para la recolección de setas, con su uso comercial y el autoconsumo.

De ahí que sea relevante por su impacto en la creación de empleo (turismo, gastronomía o agroindustria y negocios) en zonas de interior, rurales, forestales y con baja densidad de población.

Es importante que este modelo cuente con los agentes del territorio "desde abajo hacia arriba" y con una discriminación positiva a los recolectores locales, que habitan en su entorno.

Al atraer la posibilidad de recolección hacia zonas forestales ricos en setas y hongos, se impulsa la agroindustria y el comercio locales, con actividades relacionadas con la gastronomía, el turismo rural y actividades culturales micológicas.

Insiste en que es clave que "se conozca, se estudie, se diagnostique y, si hay verdadero potencial, se ponga en desarrollo como un recurso forestal más".

En España hay muchas zonas productoras, indiscutiblemente con Castilla y León a la cabeza, pero también está Aragón, y hay una gran tradición y afición por la recolección de setas en el Levante (Cataluña), País Vasco o Navarra que "se ha transferido" a otras zonas españolas, como por ejemplo, Andalucía.

En Castilla y León, única autonomía donde se ha estudiado con detalle este recurso forestal, puede generar 65 millones de euros al año y, en años buenos, puede alcanzar los 180 millones, además, "es el segundo recurso forestal más importante después de la madera".

El 39 % de ese valor lo generan las empresas de transformación y comercialización, otro 39/40 % el micoturismo, un 19-20 % por la venta directa de recolectores a empresas ambulantes o permanentes que lo venden en fresco o lo transforman fuera y un pequeño margen de entre el 1 y el 2 % por el valor que generan los derechos de recolección (permisos).

"Con ese 1 % -recuerda que en su día generó cierta polémica el hecho de querer cobrar para autorizar la recolección en zonas forestales en Soria- el modelo es sostenible", apunta.

Además se pone de manifiesto que "no es un sistema redaudatorio, sino que de esta forma se gestiona de forma organizada y sostenible los recursos forestales", ya que se cuida y vigila el buen uso del monte, según Martínez-Peña.

No es ajeno a los problemas que en los últimos años generan las mafias que arrasan los bosques en la búsqueda de setas, pero precisamente este sistema permite ir atajando este conflicto.

Señala que "se trabaja en la línea adecuada para hacer frente a un problema que es complejo", ya que desde la agrupación de los propietarios de las áreas forestales, en colaboración con el Seprona de la Guardia Civil y los agentes medioambientales, se vigila y controla y se realizan decomisos de la recolección no autorizada.

En este sentido, el investigador resalta que para que este modelo de sostenibilidad económica y medioambiental tenga éxito es necesario la colaboración entre municipios, la agrupación de propietarios, centros de investigación y también de los políticos; su "fortaleza es que es un trabajo conjunto", de todos.