Mucha expectación y curiosidad es lo que generó la jornada de puertas abiertas que durante tres días está permitiendo a los zaragozanos comprobar con sus propios ojos qué es lo que se cuece bajo la cubierta fina, a modo de lámina ondulada, que desde hace meses se levanta como icono de la futura estación de cercanías Goya. Y las opiniones eran ayer para todos los gustos, sobre todo a la hora de valorar la utilidad de este proyecto ferroviario, todavía en obras. Eso sí, la mayoría admitía haberse sorprendido "porque desde fuera no te percatas de que pueda existir todo esto". El caso es que antes de que abrieran las puertas, a las 10.00 horas, había fila. Y a lo largo del día pasaron, según Adif, 2.500 personas.

La coincidencia con la campaña electoral y, precisamente, con un fin de semana elegido tanto por Rajoy como por Rubalcaba para visitar Zaragoza, puede haber provocado que en los corrillos de ayer, más que las formas arquitectónicas, la circulación interior, la transparencia que concede la envolvente acristalada o las luminarias a modo de guiño de las antiguas estaciones de tren, los debates se centrasen en los usos futuros de esta estación y en la inversión de 44 millones.

"Todo muy bonito, pero a mí no me va a solucionar ni servir para nada. Porque no voy a venir hasta aquí para coger un cercanías", contestaba Joaquín. Y mientras un Casetero hacía acto de presencia, prácticamente todos los presentes se sorprendían por varios hechos. Primero, porque a pesar de haber un andén central, solo funciona una vía de ancho convencional, ya que la segunda queda de momento aparcada. Segundo, porque la rampa que baja junto a Gran Vía volverá a taparse, al tratarse de un servicio de obra.

También el que la vía del AVE no se ve, "pero se encuentra tras esa pared", respondían ayer amablemente los trabajadores de Adif a los visitantes. O que los 160 metros de longitud total del andén estarán decorado con unos murales que harán referencia a Francisco de Goya y que estos días pueden verse a modo de pequeños bocetos.

Eso sí, los vecinos de la zona mostraban su ansiedad ante la apertura. "Será un metro para nosotros", afirmaban, a la par que escuchaban que a primeros del 2012 empezaría a funcionar. Y es que todavía falta por vestir tanto la planta calle como la cota baja. Y ni las escaleras automáticas funcionan.