«¡Por fin!». Esta es la expresión que más se escuchaba ayer sobre la pasarela del azud cuando la primera grúa se instaló en el tablero. Los más curiosos se paraban a observar a través de la balaustrada el paisaje que había dejado la apertura de la presa: botellas de plástico, bolsas de basuras, lodo acumulado en los laterales e incluso un neumático que había llegado a la orilla.

«Que lo limpien, por favor», pedía Ana María Asensio. Ni siquiera daba importancia a la reparación del azud. Su máxima preocupación, y la de su compañera de paseos, Josefina, era la de un «hermoso lugar» por el que les gusta pasear cada día y que «perdía su atractivo» si no se sanea en profundidad.

En la mente de los vecinos que transitan por la pasarela, junto a ciclistas y runners, no está la idea de que una infraestructura como el azud --que le costó a la ciudad 25 millones de euros-- no sea reparada. «Una vez que está hecha no tiene sentido que no la arreglen, sobre todo si va a servir para que esta zona quede más limpia y bonita», manifestaba Modesta Pérez.

Pese a que durante dos días, los asiduos a este puente deberán dar un rodeo de casi un kilómetro para cruzar a la otra orilla, la mayoría no lo ve como un inconveniente. «Mi mujer y yo paseamos por aquí todos los días, tenemos un recorrido fijo entre los puentes, tendremos que andar un poquito más pero no será un problema», reconocía Antonio Gil, que aseguraba estar a favor de la reparación del azud, pero que se mostraba esceptico al leer el cartel situado en ambas márgenes en el que se explicaba que el paso quedará cortado los días 8 y 9 de noviembre. «¿Solo dos? Pocos me parecen... A ver si es verdad», bromeaba.

IDEOLOGÍAS APARTE

«Esto no es una cuestión de ideología política, es lógica», criticaba Almudena Torres. «No sé qué partido tiene razón y no me importa, lo único que quiero es que se saque el máximo provecho a esta zona», analizaba.

A pesar del debate generado en el ayuntamiento en torno a esta infraestructura, la reclamación de los vecinos parece unánime: una ribera limpia y una continuidad en el saneamiento. «No sirve de nada si lo limpiamos hoy y luego nos olvidamos», concluía Almudena.