Tarde y mal. Así se resume la visión del decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas de Aragón, Emilio Querol, sobre la situación a la que se enfrenta la provincia de Teruel por el fin del carbón, a raíz del cierre de la térmica de Andorra en un año y medio. «Llegamos tarde y todos somos culpables», afirmó sin ambages durante su intervención en la comisión especial creada por las Cortes para analizar la transición energética en la comunidad y la continuidad de la central.

A pesar de su discurso crítico, el experto apostó por mirar al futuro y tirar de ingenio para buscar, desde la unidad, alternativas al carbón de Teruel que pueden encontrarse en la propia minería, en concreto, en la arcilla. Querol compareció junto a los presidentes de los clúster de la automoción y de la energía de Aragón, Benito Tesier y Pedro Machín, respectivamente, y el director de la Fundación Hidrógeno de Aragón, Fernando Palacín.

El decano trasladó el punto de vista del organismo colegial, pero también su visión personal como turolense dedicado al mundo de la minería desde 1986. Más allá del carbón, subrayó el potencial de la arcilla turolense destinada al sector del azulejo. «Contamos en Teruel con una arcilla extraordinaria y no la valoramos. Estamos cerca y el producto es bueno», destacó. De los 4,7 millones de toneladas que se consumen en España, 1,4 millones salen de esta provincia, según detalló.

POLÍGONO EN LA PUEBLA

Como propuesta personal para el desarrollo de la zona, Querol reivindicó la creación de un gran polígono industrial en la zona de la Puebla de Híjar para aprovechar la sinergia del entorno de Zaragoza -a solo 45 minutos en coche- sin que quede lejos de las poblaciones de los trabajadores. «La industrialización no vendrá sólo porque demos pena ni por las subvenciones, solo si existe un retorno en la inversión para lo que se necesitan sinergias», recalcó.

Machín, por su parte, recalcó que la transición energética se basa en las renovables, que son hoy las fuentes más competitivas, aunque su intermitencia hace que no sean gestionables. Por ello, apostó por invertir en I+D+i en soluciones de almacenamiento energético.

Tesier advirtió de que la competitividad de la industria depende de que haya energía a precios competitivos y consideró que «quizá los cambios abruptos no sean la mejor solución». Apostó así por una electrificación paulatina de la automoción. Palacín, por última, explicó las iniciativas de Aragón en el ámbito de las tecnologías del hidrógeno, un gas combustible libre de emisiones que precisa de agua y electricidad, abundantes de manera suficiente en las cuencas mineras y en toda la región, pero que hoy se extrae del gas natural.