Robots, impresoras 3-D, drones, aparatos antigravedad, comida microscópica y experimentos varios llenaron durante el día de ayer el CaixaForum de Zaragoza, con motivo de la celebración de la Researchers’ Night, también conocida como la Noche de los Investigadores. En este evento participaron 85 profesionales de 16 centros de investigación aragoneses.

Por sexto año consecutivo, la capital aragonesa se ha apuntado a la lista de las 250 ciudades europeas que apoyan y fomentan la cultura científica, con el objetivo de acercar la innovación al ciudadano gracias a la participación activa de los propios investigadores.

Durante la primera media hora de apertura, se llegaron a registrar hasta 600 visitantes, por lo que los organizadores calcularon una acogida de unas 5.000 personas en total durante todo el transcurso de la jornada.

«Queremos impulsar la ciencia ciudadana, es decir, aquella en la que la gente participa y no solo se para a mirar, sino que se involucra», apuntó Francisco Sanz, participante del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza. «Cada vez las personas tienen más tiempo libre, se interesan por más cosas y cuentan con más medios en casa, por lo que nuestro objetivo puede ser posible», añadió Sanz.

La esferificación de alimentos fue una de las demostraciones más aclamadas en la muestra por su originalidad, que fueron llevadas a cabo por el grupo del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón.

«Apoyamos este tipo de iniacitivas porque, además de sacar la ciencia a la calle, despertamos la curiosidad de los jóvenes, que pueden acabar cursando estos estudios», comentó Lourdes Sánchez, del área de Tecnología de Alimentos de la Facultad de Veterinaria.

«Nos gusta venir cada año para explicar qué hacemos y por qué, y así intentar despertar vocaciones científicas», señaló Manuel Bedia, trabajador del Instituto de Ingeniería de Aragón. En su puesto, mostraban cómo se puede adaptar el cerebro humano a los cambios vitales. «Cuanto más sepa la gente sobre ciencia, más podrá exigir después a sus políticos que inviertan en ella», apuntó.

Mucho más que ciencia

«Tratamos de dar una visión positiva de la profesión de científico, que tiene mucho futuro», explicó Guillermo Orduña, responsable de la Noche de los Investigadores en Zaragoza y miembro de Esciencia Eventos Científicos, encargada de organizar el evento.

«Lo bonito de la jornada es que tienes investigadores por todas partes contando su trabajo, pero luego los encuentras en otros lugares haciendo monólogos, teatro... contando sus aficiones también».

Como apuntó Orduña, no todo fueron demostraciones y experimentos. Lo curioso de esta cita es que la ciencia se trata de una forma distinta: con actividades amenas y llenas de humor. Por ello, dentro del programa hubo cuentacuentos, charlas dinámicas y talleres infantiles.

Como broche final de todas las actividades, tuvo lugar la actuación de RISArchers, un grupo de investigadores monologuistas de la Universidad de Zaragoza.