Quedó patente ayer que el sentimiento de barrio está muy presente en el Arrabal. Allí, en la Margen Izquierda de Zaragoza, donde orgullosos de sus raíces premian cada año la labor de personas, entidades o empresas de la zona que contribuyen a la mejora del entorno.

Esta vez, y nuevamente por medio de la Asociación de Vecinos Tío Jorge, los premiados del 2018 fueron Juan Cruz y Mari Carmen Martínez, propietarios de la centenaria churrería La Bola de Plata; Joaquín Pardo, sacerdote que, durante 34 años, ha sido misionero en África; y Ramón Alejandro, presidente de la empresa Saica. Antes de la entrega de las distinciones, las jotas protagonizaron el paseo de la comitiva, que partió de la sede de la asociación de vecinos hasta el paseo de los Escopeteros del parque del Tío Jorge. En los actos, que culminan siete días de fiesta en el barrio, también participaron las asociaciones culturales Mariano Lucas y Los Sitios.

Los primeros en recibir el reconocimiento y los aplausos de sus vecinos fueron Juan y Mari Carmen que, hasta media hora antes del inicio del evento (11.30 horas), seguían despachando churros. «Muchísimas gracias por este premio y por todas las felicitaciones de estos días. Sin vosotros no seríamos nadie», decía una emocionada Mari Carmen, quien recibió de manos del secretario de Podemos Aragón, Nacho Escartín, el diploma de distinción. La presencia de Escartín en la entrega de este reconocimiento no fue casual, ya que es sobrino de estos churreros y no quiso perderse el acto. «Él forma parte de la cuarta generación que puso en marcha La Bola de Cristal», dijo su tía.

Recuerdos

La emoción continuó en palabras del sacerdote Joaquín Pardo, quien recordó su infancia y juventud en el Arrabal antes de marcharse, en los años 80, a África. «Desde que volví hago vida de arrabalero en mi querido barrio. Es un día extraordinario y me siento muy contento de disfrutar de todos vosotros», dijo Pardo. El cura no dudó en poner brazos en jarra cuando una jotera del grupo Rayo del Rabal le dedicó unas palabras.

Por último, Ramón Alejandro, en el 75 aniversario de Saica, señaló que «aquí surgió todo», refiriéndose al Arrabal, y recordó a las generaciones que le han precedido. «Mi abuelo y sus hermanos trabajaron en Saica; después mi padre y mis tíos; y ahora estamos mis primos y yo. Es un honor el galardón y contribuir en la mejora del barrio», dijo Alejandro, quien recibió de manos de Pilar Alegría, consejera de Universidad del Gobierno de Aragón, el premio.

El cierre de los actos tuvo sorpresa. Rafael Tejedor, presidente de la Asociación de Vecinos Tío Jorge Arrabal, recibió una distinción por parte de la asociación cultural Los Sitios con motivo de su cumpleaños. «No participa en las batallas como tal, pero ha venido a todas», dijo un miembro del grupo. Se escuchó el cumpleaños feliz por parte de todos los presentes y las jotas cerraron el homenaje.