El consejero de Hacienda y Administraciones Públicas del Gobierno de Aragón, Mario Garcés, dejará hoy su sillón en el Pignatelli para ocupar la subsecretaría del Ministerio de Fomento, cartera dirigida por Ana Pastor. A media tarde de ayer, el consejero estrella del Ejecutivo de Luisa Fernanda Rudi le comunicó que una llamada desde Madrid le confirmaba su presencia en el Gobierno central. El consejo de ministros de hoy ratificará su nombramiento y esto abrirá una doble crisis en el Gobierno de Aragón.

La primera es la que fuerza a Rudi a reorganizar su estructura en el Ejecutivo con más antelación de lo previsto (aunque tenía pensado introducir algún cambio tras las Navidades). La segunda, la vacante en el departamento que más decisiones ha tomado hasta en estos casi seis meses de gestión y que acaba de presentar sus primeros presupuestos en las Cortes, donde se están tramitando unas cuentas que llevan su impronta personal. Sin ir más lejos, ayer mismo compareció tras un Consejo de Gobierno extraordinario en el que se anunció la ejecución de remanentes presupuestarios para hacer frente a los pagos pendientes de los años 2010 y 2011.

VIDA PROFESIONAL EN MADRID Garcés, jaqués de 44 años cuya carrera personal y profesional se ha desarrollado principalmente en Madrid y que fue repescado por Rudi para que basculase sobre él el mayor peso de las decisiones y ajustes de su Ejecutivo, ha tenido un paso efímero por la vida pública aragonesa. Vuelve a la fontanería de la administración central, donde ya tuvo un peso decisivo durante el Gobierno de José María Aznar. Gran parte de la doctrina neoliberal de los Ejecutivos populares ha sido diseñada por el todavía consejero aragonés, como demostró con la ley de subvenciones de la administración pública y con sus estudios en FAES el laboratorio de ideas neocon del PP.

Durante estos seis meses, de su mano han salido las principales decisiones emprendidas por el Ejecutivo de Luisa Fernanda Rudi y varios decretos y planes de corte restrictivo, como el de reestructuración de las empresas públicas, el de medidas urgentes de racionalización del gasto corriente o el de reducción de cargos de confianza.

Garcés siempre consideró su presencia en el Gobierno de Aragón como el trampolín perfecto para saciar su ambición y consolidar su carrera política y gestora en un nivel superior. Incluso su nombre sonó prematuramente como alto responsable del Ministerio de Administraciones Públicas (incluso antes de que Rajoy ganara las elecciones) y finalmente se especuló con que podría ocupar la Intervención General del Estado. Al final, ocupará un puesto menos mediático en Fomento, donde será el responsable de aplicar el recorte en inversión, a las órdenes de la ministra más cercana a Rajoy.