Ramón Cortinat, de 87 años, vivió el fuego en primera persona en Castanesa. "Salía a la plaza sobre las cuatro de la tarde y vino de repente la Guardia Civil y me dijo que me subiera al coche, que había un incendio", recuerda una semana después del suceso. "Había muchos sitios encendidos cerca del pueblo y hacía mucho viento", explica.

Ahora, los investigadores sostienen que Castanesa fue el epicentro del fuego. Al parecer, según los primeros indicios, un vecino arrojó unos rescoldos todavía no apagados delante de su vivienda y desencadenó el incendio. El caso es que Cortinat vio cómo las chispas, impulsadas por ráfagas de aire, saltaban por todas partes. "Ardieron dos pajares, muy cerca de las casas, y también una ermita en ruinas", indica.

Cortinat ha visto el declive del valle a lo largo de su vida. "La gente empezó a marcharse de aquí en los años 50, para ir a trabajar a Enher, la empresa eléctrica", recuerda. "Luego muchas familias se marcharon a Barcelona, a Lérida, a Zaragoza..."

Este anciano también fue trasladado al hotel Monsant. "Cuando me marché, pensé: 'Se va a quemar todo'", cuenta Cortinat. De hecho, cuando regresó no esperaba encontrar Castanesa casi intacta, aunque las llamas habían avanzado incluso por los pastos que llegan hasta las afueras.