La polémica que gira en torno a la calidad y salubridad de la carne de caballo está teniendo su efecto negativo en la ventas. Las carnicerías aseguran que sus clientes "ya no se interesan por ella", y por tanto, prefieren las carnes "de toda la vida". Aun así, todos coinciden en que la de caballo, es una de las "más sanas" y que es "perfectamente apta y recomendable para el consumo humano". Los ganaderos oscenses, los que más producen, recuerdan que sus animales "engordan de manera saludable", y "no con sustancias ilegales".

Encontrar carne de caballo en una ciudad como Zaragoza no es fácil. Hay pocos establecimientos que venden, y los que lo hacen "no siempre tienen género". En el establecimiento cárnico El Calamochino, en la Almunia Doña Godina, aseguran sus responsables que "hay clientes fijos" y por tanto, "siempre tienen carne". Este negocio compra a su proveedor aragonés o navarro una vez cada dos meses. Normalmente, se la sirven en lo que denominan "bolas", o lo que es lo mismo, la espaldilla, grupa y muslo del equino. Estas pesan unos 60 kilos cada una. En este establecimiento la carne para filetes se vende a 16 euros el kilo, y la de guisar a 8. Sus clientes potenciales son vascos y valencianos. A los aragoneses "no les convence".

Sonia, a cargo de la carnicería de los Hermanos Chueca de Alfajarín, señala que "la gente no está encargando carne de potro", y que "lo que se vende, se vende muy despacio". "Algunos vecinos del pueblo prueban, pero pocos repiten. Igual vendes algo hoy, y hasta dentro de quince días nada", añade. Sus precios son algo "más competitivos", y los filetes de potro marcan 13 euros el kilo.

En el mercado zaragozano de Las Delicias, Alfredo está a cargo del establecimiento El Buen Bistec. Ahí, "siempre hay potro", y tiene "buena aceptación". El empresario señala que "circula una información errónea sobre esta carne, ya que es muy sana y no hay nada malo en ella". Para Alfredo, "no hay animal más escrupuloso comiendo que el caballo". Achaca las caída de ventas a "la mala información que se les ha dado a los consumidores", y que en su mayoría, "es errónea".

El ganadero oscense, Álvaro Montori, sirve carne al Buen Bistec. En su explotación ganadera "todo se controla y cuida hasta el mínimo detalle". Montori no ha querido hacer declaraciones a este diario, ya que de ello se encarga el coordinador de la asociación aragonesa de criadores de Hispano-Bretón (Arahisbre), Antonio Sancho, quien responde a los medios, e incluso, se encarga de mostrarles las explotaciones ganaderas in-situ, para comprobar que "todo está bien". A día de hoy, la asociación representa a unas 45 explotaciones ganaderas oscenses dedicadas a la producción y venta de carne equina. Estas se encuentran en pleno Pirineo, entre las zonas de Castanesa y el Valle de Tena.

LOS CRIADORES"Es una lástima que esté pasando esto", comenta Sancho. "El potro que se cría en los Pirineos come forraje y pasta en plena montaña. Aquí no se les engorda con piensos. Las grasas de nuestros animales son saludables, y no dañinas", indica. Asimismo, señala que todos los animales están "debidamente identificados" y que de lo que producen, "casi todo se va fuera de España, a Italia".

Por Mercazaragoza, uno de los pocos mataderos que sacrifican caballos en Aragón, pasaron en 2012, 3.266 equinos. De todos ellos, solo el 1% se destinó a consumo local. El 99% restante se exportó a otros países de Europa. Italia es el país que "más compra", según confirman. La procedencia de los animales es de "comunidades cercanas, ya que las explotaciones que hay en Aragón, en su gran mayoría oscenses, se matan en Huesca".

Con la carne de caballo se pueden elaborar los mismos productos que con las de otras especies como la vaca o el cerdo. Las hamburguesas, chorizos, salchichas o longanizas son un ejemplo de ello.