Entre Tamarite de la Litera y Almacellas hay 18 kilómetros de distancia. Mientras en Tamarite el jueves fue un día normal, en Almacellas pararon toda su actividad para celebrar la Diada. "Casi dos millones de personas en la manifestación tendrán que ser escuchadas, ¿no?", decía el alcalde de CIU, Josep Ibarz. "Por lo menos que nos dejen votar, luego ya se verá el resultado", añade. Para el regidor de Tamarite, Franciso Mateo (PSOE), la independencia sería un "error porque crearía una frontera y trabajos conjuntamente". No opina lo mismo Ibarz aunque, añade un detalle: "no habría problema en ser independientes si las cosas se hicieran bien y mantuviéramos las relaciones comerciales".

Lejos de las rivalidades ya conocidas, como los bienes de la Franja --"aquí no hablamos de eso", dice Ibarz--, la relación comercial entre la comarca de la Litera y Cataluña es "de un 80%", señaló Mateo. "Una independencia crearía una frontera y si no mantenemos la cooperación podría pasar como con Andorra, que se generaría una especie de contrabando como con el tabaco".

Trabajos conjuntos

Las comarcas limítrofes entre Aragón y Cataluña trabajan codo con codo, sin pensar en las rivalidades políticas. "Los que vivimos en esta zona no tenemos problemas, los políticos son los que los crean", dice Ibarz. Entre 1995 y el 2010, según el Centro de Predicción de Economía (Ceprede) Cataluña fue el principal cliente de Aragón. Y hoy en día las cosas no han cambiado mucho.

Mientras que Mateo rechaza tajantemente la independencia, Ibarz la apoya, pero considera que no debería existir problema alguno ni se rompería ningún lazo económico si no se proclama de forma unilateral. "El Estado catalán formaría parte de la Unión Europea y la única frontera que habría sería administrativa" de manera que no se notarían muchos cambios a pie de calle.

Ambos coinciden en que la rivalidad está en los partidos políticos. De hecho, los presidentes de ambas comunidades todavía no se han reunidos. Ni Luisa Fernanda Rudi ni Artur Mas se han molestado en hacerse la típica foto dándose la mano previa a una reunión en la que tratar asuntos como qué hacer con los bienes de la Franja, dejando en manos de la justicia la búsqueda de una solución.

El Gobierno de Aragón intentó zanjar el debate sobre las lenguas habladas creando los términos Lapao y Lapapyp que se han quedado en el olvido. En Tamarite dicen, por ejemplo, que hablan "tamaritano" pero se entienden "en catalán". "Las lenguas están para entendernos, no para enfrentarnos", añade Mateo.

El alcalde de Convergència i Unió recalca la necesidad de encontrar una especie de "consejero matrimonial". Señala la ausencia de responsabilidad desde los Gobiernos en sanidad. Las comarcas limítrofes acuden a Lérida para ser atendidos en centros hospitalarios, explica. Hasta aquí no hay ningún problema, pero cuando se habla de las cuentas pendientes salta la chispa. "El Gobierno de Aragón debería aportar los gastos a la Generalitat, pero no lo hace y el Estado central tampoco lo exige. Esto alimenta el divorcio entre ambas comunidades".

Lo tiene claro: "Hemos llegado hasta aquí por culpa del Gobierno de Madrid". Ambos lados coinciden en esta idea que para Mateo es "pura burocracia y la dependencia es recíproca".

La amistad entre ambas comunidades se mantiene hasta que se habla del territorio. Cataluña ha ampliado temporalmente su territorio sobre el mapa en más de una ocasión.

El Ministerio de Fomento incluyó 12 localidades aragonesas en el área de influencia del aeropuerto leridano de Alguaire. Durante 24 horas Albelda, Alcampell, Algayón, Altorricón, Castillonroy, Esplús, Monzón, Peralta de la Sal, San Esteban, Litera, Valcarca y Binéfar pertenecieron a la provincia catalana. Pero esta equivocación, originada por los límites impuestos por el ministerio para nueva construcción de urbanizaciones e industrial por la cercanía del aeropuerto, no solo se plasmaba en el mapa, sino que le otorgaba a la Generalitat la potestad para autorizar nuevos proyectos en estas localidades aragonesas.

También la Asamblea Nacional Catalana (ANC) --se ha encargado durante los dos últimos años de organizar los actos reivindicativos de la Diada-- sigue insistiendo en que la Ribagorza, La Litera, el Bajo Cinca y el Matarraña serán territorio catalán si lograran la independencia.

Pero todo quedó en papel mojado.