Los nueve refugiados que llegaron el pasado martes a Zaragoza denunciaron ayer la situación que viven sus compatriotas en las fronteras y pidieron ayuda para que se resuelva la situación. En su primera comparecencia ante la opinión pública, se mostraron "agradecidos" con todos los españoles "por su solidaridad".

"Quiero vivir siempre en este país", opinó Yossf, el sirio más joven, de 21 años. A pesar de que aseguró que estaba "muy contento", no pudo evitar acordarse del resto de personas que siguen en las fronteras. "Estamos deseando que vengan nuestros amigos y familiares, porque la situación allí es muy delicada, viven en tiendas en las peores condiciones", criticó.

Sus compañeros sirios, con los que comparte actualmente piso, también se sumaron a su denuncia. "Queremos pedir al Gobierno de España que traiga más refugiados a este país, no saben lo que están pasando allí en realidad", expresó Ghaitn.

Cruz Roja y la Asociación Comisión Católica de Migración (Accem) de Aragón comunicaron ayer lo asombrados que están por la expectación que ha generado la llegada de estas personas. Sin embargo, criticaron que la opinión pública y los medios de comunicación solo se centren en los refugiados que han llegado estos días, y no en los que ya conviven en la sociedad española, y especialmente, los que todavía no han cruzado las fronteras. "Queremos que se hable de refugiados, independientemente de su procedencia y del modo en el que llegaron a España", expresó la representante territorial en Aragón de Accem, Julia Ortega.

El coordinador autonómico de Cruz Roja en Aragón, Fernando Pérez, quiso recordar que en 2015 atendió a 15.000 refugiados, mientras que el año anterior fueron 5.000. "Algo está sucediendo para que en un año se tripliquen estos números", señaló Pérez. "Invito a que la misma atención que se está teniendo con los reubicados se tenga con todos los refugiados y personas que solicitan asilo", subrayó Pérez.

Los nueve refugiados que pisaron tierras españolas el pasado martes se están habituando poco a poco a su nueva vida en Zaragoza. Se trata de una familia de origen kurdo-iraquí (una pareja y sus cuatro hijos) y tres hombres sirios (de 21, 23 y 27 años de edad), llegados desde campos de refugiados de Grecia. Cruz Roja y Accem se hicieron cargo de su traslado y asentamiento, con ayuda del Gobierno central y el Ayuntamiento de Zaragoza.