Calderos, regaderas, garrafas, botellas... y hasta una sulfatadora. Cualquier recipiente servía ayer para simbolizar el deterioro que sufre el soto de Cantalobos, situado en el entorno del barrio de Las Fuentes y uno de los parajes de mayor valor natural de la ribera del Ebro. Los ecologistas aseguran "que se está muriendo de sed" y lo achacan principalmente a las obras que se han producido en su entorno, tanto en el cauce (azud, dragado) y la margen del río (corte de acequias).

Para aliviar la imperiosa necesidad de agua, más de 200 personas acudieron este sábado a la llamada de 21 entidades ecologistas, sociales y vecinales para participar en la regada popular de este bosque de ribera, que a pesar de estar bañado por el Ebro presenta desde hace varios veranos claros signos de sequía.

La mañana reivindicativa comenzó en la margen derecha del azud de Vadorrey, en Las Fuentes, con el despliegue de la pancarta Salvemos Cantalobos y la lectura de un manifiesto que instó a las instituciones a tomar cartas en el asunto para no echar a perder este privilegiado espacio natural. Seguidamente, los participantes andaron hasta el soto para realizar un acto simbólico de riego. La protesta concluyó con una cadena humana que abrazó este enclave en peligro de desaparición.

UNA CANALIZACIÓN "El soto necesita agua, como la ha tenido siempre, bien por la huerta o por el río", reclamó ayer Ismael Sanz, miembro de la asociación naturalista Ansar. A su juicio, la muerte de este bosque se debe a diferentes factores, entre ellos, las obras del azud y el dragado realizado a la altura del cuarto cinturón. Estas intervenciones, asegura, han hecho bajar el nivel freático y la lamina de agua, lo que dificulta que el soto pueda nutrirse. También atribuye la desecación a que Cantalobos ha dejado de recibir las aguas sobrantes de la huerta de Las Fuentes, por el cierre de acequias y drenajes, sobre todo, debido a la construcción del camino natural de La Alfranca.

"Hay soluciones muy fáciles y económicas", apuntó Sanz, quien urge a llevar agua desde la huerta con una canalización que permita regar este espacio. Ansar señala al Gobierno de Aragón, propietario de buena parte del suelo del soto y con competencias medioambientales, como principal responsable de la solución del problema. "Las instituciones se echan la pelota de unas a otras sin que nadie haga nada", lamentó Sanz.