El cinco de marzo en Zaragoza siempre se ha caracterizado por su caracter reivindicativo pero este año, para lamento de muchos, el evento ha perdido ese cariz combativo y la conmemoración a la resistencia ejercida por los zaragozanos a los carlistas en 1838 ha quedado diluida entre platos de rancho y fideuá.

No hubo lemas ni protestas en el parque de Torre Ramona, solo comidas de hermanamiento. Las peñas fueron las únicas que continuaron con la fiesta. Insistieron, de hecho, en celebrar el evento cuando el Ayuntamiento de Zaragoza y la Federación de Asociaciones de Barrios (FABZ) decidió suspenderla en el Tío Jorge debido a los infortunios de la crecida del Ebro. Y es que la mayoría ya había comprado toda la comida y no estaban dispuestos a perderlo todo. El cálculo oscila entre los 1.000 y 1.500 euros para peñas de entre 100 y 150 personas.

SIN LUCHA

Aunque desde Interpeñas se programó repartir octavillas durante la Cincomarzada para mostrar a los ciudadanos la situación que está viviendo la federación con el consistorio zaragozano, finalmente reinó el ambiente festivo y se olvidaron las luchas.

Las opiniones coincidían entre la mayoría de peñistas: era un día raro. "Es una jornada para la convivencia peñista, ya reivindicaremos otro día", explicó María Jesús Quílez, de la peña El Jaleo. "Es un poco diferente porque aunque lo han organizado para todo el mundo, hemos venido sobre todo los peñistas", dijo el vicepresidente de la peña Pa Cutio, Juan Carlos Azagra.

De hecho, la mayoría de asistentes --unos 8.000 según la federación-- fueron peñistas y simpatizantes. Apenas se vió botellón como otros años y fueron pocos y pequeños los grupos que se sumaron con su manta y su bocadillo al festín peñista.

Otro de los aspectos diferenciadores de este año fue las barras que cada peña instaló en la explanada anexa al parque para recaudar dinero, beneficio que se destina a las actividades que cada peña organiza a lo largo del año. Esta iniciativa estaba proyectada para el Tío Jorge, donde el amplio espacio les permitía diferenciarse y poder obtener mayores ganancias. Algunas peñas, al ver que no serviría de nada decidieron no poner la barra a última hora.

El cierzo dominó la jornada, a pesar de que las previsiones eran buenas. "Si no hiciese viento se estaría mejor", fue la frase más repetida, sobre todos por los peñistas que tenían el campamento asentado en las zonas más elevadas del parque, donde poco podían hacer por resistir al aire. Los platos de cuchara como el rancho, la carne con patatas o la fideuá fueron la opción perfecta para calentarse. Los más pequeños prefirieron subir la temperatura corriendo delante de los cabezudos. Por la mañana también hubo batucadas y clases de zumba para todos.

En medio de toda la celebración continuaba el debate: ¿Participarán las peñas en la Cincomarzada oficial? Entre los corrillos, la opinión es dispar. Muchos peñistas creen que volver a celebrar la fiesta, con lo cerca que se encuentra el día de San Jorge ,no tiene sentido. Otros, consideran que si la fecha es adecuada se puede volver a salir a la calle, y en este caso a reivindicar, junto a las asociaciones vecinales.

Por el momento la fecha que se baraja es el 22 de marzo, pero a Interpeñas no se le ha comunicado ninguna decisión y el presidente de la federación, Braulio Cantera, ya manifestó que la participación peñista dependerá básicamente del día que se celebre.