Ninguna de las seis empresas que se presentaron en el 2015 al concurso para sumir la gestión del 010 quiere hacerlo ahora y que Zaragoza en Común (ZeC) suspendió al llegar a la alcaldía. Entre otros motivos, porque la actual contrata de este servicio acumula una deuda mínima de 133.000 euros que tendría que asumir la nueva empresa. El concejal de Servicios Públicos y Personal, Alberto Cubero, no supo decir hasta cuándo se seguirá prestando el servicio de atención telefónica y qué pasará con las trabajadoras. «Eso depende de Pyrenalia», se limitó a decir.

El 18 de octubre se sometió a votación el rescate del servicio. Solo ZeC y CHA votaron a favor de iniciar la municipalización alegando que los informes de Intervención y jurídicos eran favorables y que, urgía darles una salida a las 14 empleadas que llevan cinco meses sin cobrar. El resto de formaciones, PP, PSOE y C’s votaron en contra porque no tiene garantías legales y jurídicas suficientes, argumentaban. Cuestionan que la ley permita subrogar a las empleadas ya que las disposición 26 de los Presupuestos Generales del Estado no lo permite al tratarse de trabajadores de una empresa privada. Y no se olvidaron de recordar que la decisión que se votaba ayer ya está judicializada.

Cubero volvió a insistir ayer en que la única solución a este conflicto pasa por municipalizar el servicio. Pyrenalia ya dijo hace dos semanas que seguiría prestando el servicio durante un mes y medio más. Así que todo apunta a que noviembre será el último mes que mantenga operativa la centralita de atención telefónica.

En un mes, según el concejal, daría tiempo a poner en marcha la internalización del servicio, pero no la redacción de unos nuevos pliegos, como pedía la oposición, que llevaría entre cuatro y seis meses. Por ello, insistió en que la única salida de este pozo en el que el Gobierno de la ciudad ha metido a las 14 empleadas es rescatando el 010. Además, de que, según Cubero, permitiría mejorar la calidad del servicio.

Mientras tanto, las trabajadoras ya no tienen ninguna esperanza en que se solucione este conflicto y están seguras de que «el próximo horizonte que se presenta va a ser el paro».

El director de Pyrenalia, empresa de la que todavía forman parte pese a llevar cinco meses sin cobrar, «se encuentra en paradero desconocido» y «sin establecer ningún tipo de contacto» con las empleadas. Ellas acuden a su puesto de trabajo cada día para que el despido no sea procedente. «Confiábamos en que alguien pudiera mejorar las condicones», dicen. «Al final, nada» .