Desde la Asociación de Vecinos San Miguel reclaman que, al tratarse de calles antiguas en prácticamente la totalidad del distrito, necesitan una reforma desde hace tiempo. «Algunas parecen una trampa para peatones», se lamenta Daniel Portero, presidente de la entidad. Además, afirma que por la zona pasan muchos autobuses y que el cemento no está preparado para soportar las lluvias, que cuando caen en exceso forman inmensos charcos en algunas avenidas. «Hay calles que las ves y te tienes que dar la vuelta», protesta Portero. Destaca también el «mal civismo» de algunos vecinos con mascotas, cuyos desechos no se recogen en ocasiones, así como la iluminación, escasa en algunos puntos sobre todo cuando se apagan las luces de los comercios.