Un año después de las sucesivas riadas que asolaron la ribera del Ebro entre los meses de enero y marzo del 2015, muchos se preguntan si en el tiempo transcurrido se han llevado a cabo los trabajos necesarios para proteger las orillas y evitar nuevas inundaciones. Y las respuestas son divergentes.

Por un lado, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) subraya que ha invertido 30 millones en obras de reparación, limpieza y seguridad en toda la cuenca, si bien algunas de ellas todavía no están totalmente terminadas.

En lo que concierne a Aragón, la inversión en estos conceptos ha sido de 16,9 millones de euros, repartidos en 831 actuaciones que incluyen la rehabilitación de las estaciones de aforo que resultaron dañadas.

Por otro, la Asociación de Afectados por Riadas del Ebro (Asafre) sostiene que todavía quedan puntos de la ribera, tanto aguas arriba como aguas abajo de Zaragoza, donde es preciso reparar y volver a levantar motas y diques que protejan las zonas de cultivo.

RECLAMACIÓN

"Las avenidas del primer trimestre del 2015 rompieron las defensas y ahora hay que reconstruirlas para evitar que, en caso de una nueva crecida, el agua vuelva a invadir las fincas agrícolas y las instalaciones ganaderas", explica Alfonso Barreras, responsable de Asafre, una entidad que reclama ocho millones al Gobierno de Aragón y a la Administración central en concepto de indemnizaciones por los daños que los propios perjudicados pagaron de su bolsillo.

En esta situación se encuentra Jorge Bertol, un agricultor y ganadero de Nuez de Ebro, que se ha visto obligado a gastar 90.000 euros para volver a proteger sus cultivos. "He tenido que retirar la grava, nivelar los campos y reponer la cubierta de tierra para poder volver a plantar", explica.

Ahora reclama a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) que repare un tramo de 400 metros donde las motas presentan grandes aberturas ocasionadas por las riadas del año pasado, que anegaron un total de 28.000 hectáreas en Aragón.

SOCAVONES

La CHE, señala Bertol, no considera esta reparación urgente dado que el cauce del río se halla a un nivel más bajo. "Pero, si no se actúa, a poco que crezca el Ebro, volverán a inundarse mis campos", advierte este afectado por las riadas.

"Yo he contado hasta siete socavones en las motas que deberían defender 80 hectáreas de tierra de mi propiedad", se queja Enrique Solano, de El Burgo de Ebro. "Me da miedo que llueva mucho o que haya un deshielo repentino y el Ebro invada de nuevo la finca", asegura. Solano reclama, además, que se corte la maleza que crece de forma descontrolada en las defensas y que ya impide el paso de vehículos.

En la Ribera Alta del Ebro tampoco faltan los damnificados. Tres sociedades agrarias que explotan tierras próximas al cauce han tenido que invertir 800.000 euros para reparar los daños de las riadas del 2015 y ahora están a la espera de que la Administración les devuelva esa suma.

"El río Ebro es un hábitat complejo, con distintas figuras de protección, y nuestras actuaciones se han ceñido a lo que marca la normativa medioambiental, con retranqueo de motas incluido", comenta Javier, que habla en nombre de todas ellas.

En el término de la ciudad de Zaragoza, otro agricultor que no desea revelar su nombre manifiesta que él mismo ha abordado el arreglo todos los daños que sufrió su propiedad, una inversión que no ha podido recuperar pese a presentar la documentación requerida. "Cuando se hicieron las obras de la Expo, se modificó el cauce y nos hemos encontrado con un problema que antes no existía", lamenta. "Luego vinieron los políticos, prometieron el oro y el moro y, cuando se fueron, no se hizo nada de lo que habían dicho", añade.

RIESGO

En la Confederación Hidrográfica del Ebro subrayan que se han realizado "todas" las actuaciones de carácter urgente, tanto en la Ribera Alta como en la Ribera Baja del Ebro. Y precisan que las motas defensivas secundarias son, en su mayoría, de propiedad particular. Asimismo, hacen hincapié en que existen diques no autorizados que han sido erigidos ilegalmente en el dominio público hidráulico.

"En ambos casos, el organismo de cuenca no es responsable de las motas, dado que no son públicas ni están contempladas en las actuaciones de emergencia", añade la misma fuente, que recuerda que las irregularidades pueden dar lugar a la apertura de expedientes.

Pero Alfonso Barreras, de Asafre, considera que "todas las defensas son competencia del Gobierno". Y avisa de que, si no se reparan las motas y se acelera la construcción de otras nuevas allí donde fueron arrastradas por la corriente, "cualquier avenida que se produzca puede tener resultados catastróficos para las personas y para las propiedades situadas junto al río". Y es que, un año después del desastre del 2015, el miedo a que el Ebro se desborde sigue presente.