Hay que recuperar la memoria de Ildefonso Manuel Gil como un compromiso hacia él, que tuvo un afán por comunicarse con claridad y no perdía de vista sus textos". Manuel Hernández Martínez, un profesor de Lengua y Literatura, que hizo la tesis doctoral sobre el escritor de Paniza, presentaba ayer la edición que ha elaborado de la Narrativa Breve Completa de Gil, editada por Prensas Universitarias, Institutos de Estudios y Gobierno de Aragón. Con este mismo sello se editaron la primera novela de Ildefonso, La moneda en el suelo y su Obra Poética completa.

La colección reúne 21 cuentos escritos desde 1930 hasta 1999, cuando retocó el último. Manuel Hernández ha rescatado incluso un relato presentado a vuelapluma por un Ildefonso juvenil al diario La Voz de Aragón del que el propio autor se despreocupó, aunque obtuvo un accésit.

En un estudio preliminar Hernández señala que en los relatos de Gil aparecen los mismos temas que en su poesía en su afán por reflejar la unidad de tiempo, pero en estas prosas breves "no es tan autobiográfico como en la voz lírica, sino que en los cuentos hay una voz más distanciada", aunque igualmente "esclarecedora del alma humana"

Con una semblanza cercana del escritor quien le abrió las puertas de aquel despacho triangular universitario norteamericano en el que tan mal se acaballaban los libros en los rincones, Hernández Martínez recordó haber visto el retrato de Victoria, la hermana mayor muerta reflejada en una Elegía fraterna que supuso para el poeta una abrupta ruptura de la infancia. Manuel Hernández fue el discípulo encargado de dar testimonio del afecto público en la evocación leída el 30 de abril del 2003 en el funeral de su maestro.

VUELTAS AL TEXTO El afán de Ildefonso por recuperar y revisar sus textos a partir de su escalonado retorno a España, según explicó Hernández, dio como frutos dos antologías poéticas. Sus cuentos ya habían sido objeto de variadas recopilaciones incompletas editadas en Lisboa, Madrid y Filadelfia, por ejemplo. "Una parte de su método creativo era poner en pie antiguos textos", declaró.

Viky, la hija del escritor nacida en los Estados Unidos, manifestó ayer que el prólogo del libro (de 132 líneas) es "muy esclarecedor". "Nos dicen siempre que hay que separar al autor de la persona, pero creo que en este caso está integrado todo en uno" y reveló que "ahora yo recuerdo aquel país desde el que mi padre evocaba a España".

Viky Gil enumeró los temas recurrentes de aquel hombre, trasladados a estas prosas: El campo de Daroca, el fallecimiento de Bécquer, la primera muerte en su pueblo, el viaje en tren de Daroca a Calatayud, "que me obligó a hacer de niña para que lo recordara y ahora ya no se puede hacer, porque ya no hay vías".

Ildefonso Manuel Gil quería ser y vivir en la memoria de los demás, como dijo en "No me dejéis morir". Manuel Hernández dijo ayer: "Cumplimos con orgullo lo que nos pidió". Manuel Pérez Lasheras, a su vez, se despidió como director de Prensas Universitarias.