Si de algo no se puede acusar a los carteristas, por lo general, es de falta de variedad. Desde un abrazo espontáneo hasta preguntar por una calle, cualquier excusa es válida para distraer a la víctima y robarle las pertenencias. Pocas de estas técnicas de hurto o estafa son realmente novedosas (de hecho perviven estafas tan antiguas como la estampita o el tocomocho), pero sí se detectan en lugares inusuales. Es el caso del conocido como robo del Ronaldinho, más propio de zonas costeras o de Barcelona capital, del que últimamente se han detectado un puñado de casos en Zaragoza, particularmente en el Casco Histórico y normalmente a altas horas de la madrugada.

Algunos atribuyen el nombre a que uno de los ladrones se acerca a la víctima sonriente, haciéndose el simpático, como lo era el exjugador brasileño, recientemente retirado. En realidad tiene más que ver con la habilidad futbolística, de hecho en épocas anteriores se conocía también como la técnica de Romario.

Regate

El sistema no tiene mucha complicación, y en Zaragoza ha consistido básicamente en que uno de los ladrones se aproxima de frente a la víctima, normalmente ebria, y le mete la pierna entre las suyas simulando hacerle un regate o zancadilla, como de broma, jugando al fútbol. El afectado, se lo tome bien o mal, acaba apartándole, pero, mientras, un compinche del primero le ha robado el móvil o la cartera del bolsillo, aprovechando la distracción y el movimiento de la pierna.

Además de esta técnica, más inusual, últimamente está habiendo un cierto repunte de robos propios de las noches de juerga, como los de abrigos y bolsos en los bares. Algo que ha existido siempre, y cuyo antídoto más eficaz es, como siempre, vigilar las pertenencias en los locales, sin alejarse demasiado de ellas, como a menudo sucede. Así lo recomiendan los agentes del Grupo de Hurtos en Zaragoza.