Los sabinares, que se agrupan preferentemente en zonas abruptas de Soria y Teruel, son un reservorio para luchar contra el efecto invernadero ya que los árboles y en mayor medida los suelos sobre los que se asientan tienen una gran capacidad para retener dióxido de carbono.

Así se pone en manifiesto en un trabajo que publica la revista Forests elaborado por un grupo de investigadores de la Universidad de Valladolid.

El estudio del grupo de investigación Suelo, Vegetación y Modelización (Suvemo) de la Universidad de Valladolid ha medido la capacidad de los sabinares en la captura de CO2, tanto en la masa forestal como en el suelo, en parcelas situadas en la provincia de Soria y han registrado que éste dispone de más carbono que el almacenado en las copas.

Según ha informado hoy la Universidad a través de un comunicado, ello se debe a la materia orgánica en descomposición que queda bajo la copa de estas cupresáceas, de forma que los sabinares pueden actuar como reservorios para retirar de la atmósfera este tipo de gas de efecto invernadero.

La historia de la agricultura está asociada al uso humano de los suelos más ricos en nutrientes para su propio provecho, que necesitan una profundidad de suelo grande que provea de nutrientes a estas especies vegetales domesticadas.

En esta lucha contra la naturaleza, se ha producido una retirada de los bosques que ocupaban estos suelos profundos, desapareciendo de la Península Ibérica durante centurias encinares, pinares u otros bosques autóctonos para ampliar los campos de cultivo.

La sabina (Juniperus thurifera) es una de las especies que ha podido sobrevivir en suelos menos profundos y generalmente calcáreos, pobres para la agricultura pero con características medioambientales muy interesantes desde el punto de vista de la gestión forestal.

Las investigaciones han demostrado que en los suelos de los sabinares dominan formas orgánicas estables a la biodegradación, como son las denominadas huminas.

La mayor parte de los bosques aislados de sabinares, generalmente en terrenos abruptos, se localizan en el entorno del sistema Ibérico, como en las provincias de Soria y Teruel.