Verónica Zlatar, la novia del joven Robert Racolti, muerto por un disparo en la cabeza en Ricla en enero del año pasado, negó ayer como testigo en el juicio contra Francisco Canela que este se estuviera defendiendo de una agresión cuando sacó la pistola y efectuó un primer disparo al suelo. «Sacó la pistola y me apuntó directamente a la cabeza», explicó. «Yo me asusté mucho y mi novio también», pero Canela acabó disparando al suelo. Ella se atrevió incluso a empujarle y le dijo «dispárame si quieres», afirmó, y ante su estupor, la joven se fue corriendo a pedir ayuda a su casa, momentos antes de que su novio recibiera el disparo.

El testimonio de la joven, el más relevante de la segunda jornada del juicio en la Audiencia Provincial de Zaragoza, corroboró la relación de «amistad» que Canela explicó anteayer al jurado. Iba a su casa con amigas, para fumar porros, ver películas y demás, pero cortaron la relación cuando ella se echó novio.

Dos días antes de los hechos, el 8 de enero, Canela la abordó y le recriminó que le estuviese enviando notas obscenas, que él interpretó como burlas y amenazas. Aquel 10 de enero, sobre las 15.30 horas, se lo volvió a encontrar en el bar próximo a casa de ambos, en Ricla. Se saludaron, explicó, pero fue un encuentro cordial, y tampoco lo vio «muy borracho».

Ya por la noche, estuvieron hablando por whatsapp, y ella acabó bajando a la bodega con su novio. Según relató, al entrar intentaron mirar unas carpetas con los anónimos, pero él se las quitó, y luego sacó el arma. Ayer no hizo referencia a que les dijera «no vais a salir de aquí», como figuraba en los escritos de acusación.

Tras el primer disparo, ella huyó a pedir ayuda, y cuando volvió ya vio a su novio tendido en el suelo, sangrando. Luego él salió a por ella, corroboraron sus familiares. «Me dijo hija de puta, todo es culpa tuya, te tenía que matar a tí», recordó. «Me quería pegar».

Su padre y hermano corroboraron la parte que vieron y aseguraron que fue el camarero del bar cercano quien le retuvo para que no la agrediese. Este, sin embargo, afirmó que le rescató porque eran ellos quienes le estaban pegando. También que le acompañó de nuevo dentro de la bodega y al ver que la víctima aún vivía, le hizo «el boca a boca». El padre y hermano apuntaron por contra a que solo le auxiliió cuando llegó la Guardia Civil.