Recalo en la Feria del Libro de Cádiz, establecida en el Baluarte de La Candelaria, frente a la boca de la bahía, con vistas a Rota y al Atlántico abierto.

"Trapiello nos aseguraba que es la feria del libro más bonita del mundo", me comenta Teófila Martínez, la entusiasta alcaldesa de Cádiz, a la que acompaño en su recorrido por las casetas.

La regidora, a las que todo el mundo llama familiarmente Teo, se detiene a saludar a los libreros. A Pedro Rivera, de Quorum, librero de referencia y editor (acaba de publica una novela a Rafael Marín). A Ramón de la Rosa, quien se ocupa de la programación, y que ha dedicado la presente edición a la novela histórica, con nombres magistrales como Santiago Posteguillo o Jesús Maeso de la Torre, de cuya obra, pionera en el género, soy genuino admirador desde que leí Tartessos. En el Baluarte me reencuentro también con otra gran autora de ficción histórica, Almudena de Arteaga, que ha descubierto en Cádiz inspiración para escribir su nueva novela.

Invencible en las urnas, Teófila Martínez ha renovado la ciudad de arriba a abajo. Del deterioro y marginación de los años ochenta se ha pasado a disfrutar de un casco antiguo colonial como no hay otro. Las grandes fortificaciones y templos se han restaurado y el tesoro artístico y patrimonial aflora e invita en cada esquina. Hay turistas, cruceristas, y una alegre animación en plazas y calles. Teo, siempre a pie de calle, recibe elogios de unos y otros, de derecha e izquierda. Su forma de ser arrasa y ha acertado con el modelo de gestión. No tiene rival, y nadie duda que, si se presenta de nuevo a las municipales, volverá a salir elegida. Muchos alcaldes deberían aprender de su ejemplo.

Con las luces del alba sobre las salinas de San Fernando abro las páginas de Las guerras de Elena (Ediciones B), de Marta Querol, que esta tarde se presenta en Zaragoza, en la sala Ámbito. Una historia tan cálida que perfectamente podría estar ambientada en el sur. La autora nos traslada a la otra orilla del Mediterráneo, Beirut, donde las pasiones se desbordan entre el clima acariciador y el perfume de los cedros. La intriga se irá tejiendo en el entorno de una mujer, Elena, a la busca de otra identidad tras su ruptura matrimonial. Realismo, sentimiento, sufrimiento, pasión y reconciliación a manos llenas, como en las historias de antes.