El Gobierno de Luisa Fernanda Rudi lleva apenas un año instalado en el Pignatelli, pero los cambios en su Ejecutivo se han sucedido. El primero, y el más sonado, fue la espantada del consejero de Hacienda, Mario Garcés, que dejó su puesto para asumir el cargo de subsecretario de Estado de Fomento. El resto de dimisiones y ceses se han producido en los segundos niveles de la Administración autonómica.

Modesto Lobón, que se trasladó de la consejería de Industria --que asumió Arturo Aliaga-- a Agricultura y Medio Ambiente debido a la enfermedad de Federico García López, que dejó el cargo, se vio obligado a cesar a su jefe de gabinete, Noel Patrick Hughes, tras ser detenido por el Grupo de Delitos Tecnológicos del Cuerpo Nacional de Policía. Se le imputaba un presunto delito de ciberpedofilia, es decir, por compartir imágenes de contenido sexual protagonizadas por menores de edad. La destitución, al conocerse su arresto, fue fulminante.

Bien distinto fue el caso del director general de Vivienda, Rogelio Silva (PAR), que presentó su dimisión a finales de septiembre por sus desavenencias con el consejero de Obras Públicas, Rafael Fernández de Alarcón. Lo hizo por coherencia, explicó a sus más cercanos, pero sobre todopor cansancio tras más de un año al frente de un área sin apenas presupuesto y sometida a los dictados del titular del departamento.

También José Luis Murillo, expresidente de la Corporación Empresarial Pública de Aragón y alto cargo del anterior Gobierno, fue destituido.

Esta misma semana se ha conocido además, el cese de Gonzalo Lapetra (PAR) como director general de Turismo. Los argumentos del Gobierno para justificar su destitución fueron que se necesitaba a una persona con más dinamismo. Le sustituyó Elena Allué, con experiencia tras su paso por el Ayuntamiento de Zaragoza, en esta materia.

Los casos de Lapetra y Silva son paradigmáticos de lo que está sucediendo en el seno del Ejecutivo. Fuentes del Gobierno admiten abiertamente que algunos cargos nombrados a instancias del PAR se hicieron sin seguir unos criterios claros. Se trataba más bien de dar cabida a todos aquellos a los que el presidente de los aragonesistas, José Ángel Biel, consideró imprescindibles.

MÁS DIMISIONES También esta semana se ha conocido la dimisión del gerente de Sarga, Manuel Ángel Ruiz. Había sido designado por el PP no solo para coordinar la fusión entre Sirasa y Sodemasa, sino también para llevar a cabo el ajuste de personal. Y en ello estaba hasta que se topó con que era necesario prescindir de trabajadores vinculados al PAR, y que en su día fueron calificados como "intocables". Tanto, que el máximo responsable de esta sociedad pública se ha visto obligado a dejar el puesto ante la imposibilidad de llevar a buen término la tarea que le había sido encomendada: reducir personal.

Aunque, sin duda, es el Departamento de Sanidad el que mayor volumen de cambios ha experimentado en las últimas semanas. Hace poco más de un mes, el consejero, Ricardo Oliván, decidió relevar al director del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), Francisco Peña, aludiendo a un "cambio de rumbo necesario".

El pasado miércoles, Sanidad confirmó la destitución de Tomás Tenza como director gerente del Salud. El cambio era cuestión de tiempo desde que se conoció la imputación de Tenza por un supuesto delito de prevaricación y acoso laboral a un trabajador cuando gestionaba el hospital de Burgos. El fiscal pide para él seis meses de prisión y doce años de inhabilitación.