El nuevo presidente del Partido Popular, Pablo Casado, apuesta por una modificación de la ley electoral que conceda la victoria al partido más votado. La propuesta no solo no es nueva, sino más bien bastante vieja. Pero inédita en su práctica, eso sí, pues nunca, desde las primeras elecciones democráticas, se ha modificado el sistema electoral español ni su aplicación a la mecánica parlamentaria.

Casado lanzó esta propuesta en Tarazona, en las fiestas de San Atilano, que visitó para acompañar al alcalde y presidente del PP--Aragón, Luis María Beamonte. Alpronunciarse favorable a la gobernación de la lista más votada, su subconsciente estaría freudianamente anticipando la victoria de Beamonte en Aragón.

Que no está, sin embargo, clara, como tampoco lo está el futurible de que venza Javier Lambán. Ni siquiera estaría claro que los dos pasaran a una segunda vuelta, si es que Casado, en su prometida, aunque incógnita reforma electoral, impone el modelo presidencialista de países como Francia o de la mayoría de las repúblicas iberoamericanas.

Con o sin reforma de la ley electoral, pero sí con la ayuda de San Atilano y de Beamonte, Casado se ha propuesto reconquistar Aragón. La Santa Cruz le ayudará, pero con la espada no lo tendrá fácil, pues a su izquierda las tropas socialistas se han asentado en los principales castillos, cediendo algunos a esa oleada de Podemos más intransigente, purista, almorávide, aunque en trance de acomodo al poder.

En la reconquista aragonesa, los populares podrían, es un suponer, contar con el apoyo de una mesnada amiga, de una orden menor, pero nacida de su estandarte, cuña de su propia madera: Ciudadanos. Quienes, aún sin contar en sus filas nombrados caballeros, ni victoriosos generales, van asentando en Aragón sus anaranjadas tiendas, menos en campo abierto que junto a los fosos del poder, a la espera de trepar a las almenas y apropiarse de algunos castillos ¿Alianza, vasallaje? Siendo hasta cierto punto casadistas y riveristas discrepantes como lo fueron en el dogma San Atilano y San Froilán, amigos y anacoretas, azotes de la morería, obispos y finalmente santos puede pasar de todo. Y es que la misa en scène importa más que cuanto se discuta en fundaciones y sacristías.

En breve sabremos si la propuesta de Casado de reformar ley electoral es dogma o catequesis de verano.