Ahora no hay nada que celebrar. Solo el recuerdo". La frase de una vieja guerrillera resume el sentir de buena parte de los nicaragüenses que ayer se quedaron en casa y, como la mayoría de dirigentes históricos, no celebraron el 30° aniversario del derrocamiento del dictador Anastasio Somoza y el triunfo de la Revolución sandinista. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, está más cerca de Dios, así como del líder venezolano, Hugo Chávez, que de aquel sandinismo que desató la solidaridad internacional.

No obstante, la plaza que fue la de la Revolución --y ahora es la de la Fe Juan Pablo II-- desbordó nostalgia con una multitud de nuevos seguidores orteguistas, llegados en camiones del interior del país, donde se benefician de créditos agrícolas o programas populistas como Hambre Cero y Calles para el Pueblo. "Eso es lo poco que hay; lo demás en este Gobierno es esoterismo y payasada", comentó otra guerrillera.

JUNTO A CHAVISTAS En medio de banderas rojinegras, se alzó de nuevo la figura de Daniel Ortega. Pero con él no estaban las grandes figuras, los comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), sino dirigentes de la chavista Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA).

Hugo Chávez es el gran sostén de este segundo Gobierno de Ortega, que empezó en enero del 2007. "Vivimos a expensas de Venezuela", comentan los nicaragüenses. Junto a Daniel, como siempre, estuvo su esposa, Rosario Murillo, que ejerce como mucho más que de portavoz del Gobierno y, según el sentir general, "trata de asegurarse la permanencia en el poder". Ambos han hecho estos días una fuerte campaña en la televisión para destacar su gestión como "la segunda etapa de la Revolución".

Los disidentes, que a estas alturas dicen ser "la mayoría dentro del sandinismo", replican que "aquella unidad nacional que se gestó contra el somocismo ya no existe". El coordinador del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), Edmundo Jarquín, dice: "Hoy, Nicaragua está profundamente dividida, polarizada y enconada". Jarquín dice que el presidente Ortega "no debería olvidar que la inmensa mayoría de la dirigencia del FSLN de 1979 no está a su lado".

Entre la revolución y la fe, la plaza volvió a cantar, llorando: "Nicaragua, Nicaragüita, la flor más linda de mi querer...". La exguerrillera y exministra Dora Téllez señaló los dos tipos de asistentes: "Los sandinistas celebramos la Revolución popular y el orteguismo celebra a Daniel. Esa es la diferencia".

El autor de aquellas canciones del sandinismo, Carlos Mejía Godoy, tampoco estuvo, como sí hizo en otras ocasiones. Pero mostró cierto optimismo: "Solo asistiré a los aniversarios de la Revolución cuando verdaderamente el sandinismo esté unido".