Una gira intensísima por casi toda la geografía española es lo que Paloma Gómez Borrero está realizando este año junto al pianista Antonio López y el barítono Luis Santana, homenajeando a Santa Teresa en el quinto centenario del nacimiento de la santa de Ávila.

Tras Ágreda y Maluenda llegaron el Día de Difuntos al santuario de Misericordia, en Borja, donde el alcalde, Eduardo Arilla les recibió junto a otra ilustre vecina, Cecilia Giménez, visiblemente emocionada, además, mientras escuchaba cómo Paloma recitaba el conocidísimo Vivo sin vivir en mí o contaba algunas anécdotas vividas junto a Juan Pablo II en sus años como reconocida vaticanista. Al terminar el concierto, Arilla y Cecilia le pusieron al corriente de cómo iba el Centro de Interpretación sobre el eccehomo, y en América --Behold the man--, la ópera sobre el fenómeno, contando además como exclusiva que, a finales de mes, llegará a Borja Paul Fowler, su compositor, y quién sabe si repetirá de nuevo visita Doreen Carvajal, la corresponsal en Europa del New York Times, que le dedicó extenso reportaje hace un año.

Paloma y su pareja de excelentes músicos pusieron rumbo a Zaragoza al día siguiente para actuar en la sala Galve del Auditorio, dentro de la nueva temporada de la prestigiosa y centenaria Sociedad Filarmónica.

Luis Santana cantó sublime el Cantar del alma, de Mompou, con texto de San Juan de la Cruz, y Paloma y el compositor Antonio López supieron también recrear la mística de la santa de Ávila, con ese espíritu monacal del Carmelo que impregnó la sala, siendo felicitado el grupo al finalizar por la vicepresidenta de la Cámara de Zaragoza, María López Palacín, y parte de la junta de esta institución anfitriona como su vicepresidente, el notario Fernando Usón, el escritor Julio Cristellys, Carmen Serrano y el gestor cultural Óscar Huerga, encantados de haber sentido el aliento escénico y redivivo de esa castellana llamada Teresa.