El santuario de Nuestra Señora de Loreto (Huesca), el lugar donde la tradición sitúa la primera parada efectuada por el Santo Grial en la península ibérica, afronta una nueva era en sus diez siglos de historia con la inauguración de su cubierta, restaurada después de años en busca de financiación.

Los trabajos de reparación en la ermita, a la que la leyenda también considera como el lugar donde San Lorenzo, patrón de Huesca, nació y pasó su infancia, se desarrollaron entre agosto y noviembre de 2016, y ascendieron a 43.555 euros, de los que 30.000 procedieron de colectas en iglesias locales o ventas de cintas conmemorativas.

El encargado del proyecto ha sido el arquitecto de la Diócesis oscense, Joaquín Naval, quien desde hace más de un cuarto de siglo consagra su esfuerzo al restablecimiento de obras pertenecientes al patrimonio público y religioso, y quien, satisfecho por el deber cumplido, confiesa que "hacen falta acometidas de mayor alcance".

"En estos tiempos en los que los recursos para la restauración son tan escasos, es preciso acudir a lo imprescindible, como ha sido el caso de Loreto, donde se decidió actuar sobre el techo por motivos de seguridad y conservación", explica Naval en una entrevista con EFE.

Si bien subraya que el templo ya ha podido certificar la Inspección Técnica de Edificios de 2015, motivo que detonó las obras, el arquitecto cree que "la iluminación, la recuperación de los revestimientos de los pilares, la pavimentación y las dependencias junto a la torre del santuario" mejorarían su estética.

Loreto permanece cerrado durante gran parte del año, no obstante, la apertura al público del santuario atrae a centenares de visitantes durante los fines de semana de mayo para la celebración de romerías, aunque el enclave también ha despertado el interés de muchos curiosos, atraídos por su vinculación a la historia del Santo Grial.

De acuerdo con la tradición, fue San Lorenzo quien, en el año 258, hizo llegar a Huesca el cáliz que, según el cristianismo, utilizó Jesús de Nazaret durante la Última Cena con sus apóstoles, y en Loreto y, más tarde, en la catedral oscense, la reliquia permaneció hasta su traslado a los monasterios pirenaicos, ante la invasión musulmana del siglo VIII.

Esta historia atrajo en 2016 al productor estadounidense Paul Perry, quien el pasado mes de abril estrenó una serie documental titulada "Relic Kingdoms" ("Reinos de reliquia", en castellano), cuyo segundo capítulo versará sobre el paso del Grial por la ermita de Loreto y sus avatares hasta llegar a la catedral de Valencia, donde hoy se conserva.

Al margen de la repercusión que ha adquirido en el ámbito internacional, el santuario goza de entidad nacional, ya que en 1976 fue nombrado Monumento Histórico-Artístico, gracias en parte a su belleza arquitectónica y su resistencia a las reconstrucciones sufridas en los siglos XVI y XVIII.

Dicho reconocimiento, en consecuencia, aceleró las tres restauraciones adicionales que sus muros han conocido desde entonces: en 1985, en 1988 y en 1992.

En esta ocasión, la labor desarrollada por Naval ha implicado, además de la adecuación de la techumbre, la consolidación y restitución puntual de algunos tabiques en la cámara de bóvedas, que sirven de apoyo a la cubierta, y al acondicionamiento de la pasarela, "que permite un mejor acceso" al techo de Loreto.

Por otra parte, se han acondicionado las mallas y rejas de protección en los huecos del campanario y la torre.

Con un acto en el que han participado, entre otros, el obispo de Huesca, Julián Ruiz, el arquitecto de la Diócesis oscense, Joaquín Naval, y el alcalde de la ciudad, Luis Felipe, se ha puesto hoy punto final a un dilatado proceso de rehabilitación en el que también ha participado la Obra Social de La Caixa, con una ayuda de 20.000 euros.