Psicosis yo? Uy, sí, mira cómo tiemblo". Sara Montiel se ríe a carcajada limpia al valorar lo que ha afectado a su vida diaria descubrir que ha sido víctima de un programa de cámara oculta. Al descubierto sacó a la luz los intereses publicitarios de su reciente boda: "Sí, mentí porque me convenía, ¿y qué pasa? Tampoco es para crucificarme".

Saritísima jura que no tiene pesadillas con micrófonos escondidos en camafeos, pero el mundo del espionaje se ha convertido en la broma recurrente de su conversación. "Ten cuidado, chico, a ver si te han puesto una cámara en el teléfono", le suelta al fotógrafo.

"A mí me recuerda al año 64, cuando viajé a la URSS por primera vez. Nos pedían que hablásemos por señas en el hotel, porque decían que había micrófonos por todos lados. Pues ahora estamos como en el país de Stalin ", ilustra puro en mano.

BAÑO DE ENTREVISTAS Sara Montiel lleva dos semanas dándose un baño de entrevistas sin que circulen talonarios de exclusivas de por medio. La publicación de Todas las noches a las once --el disco que recopila 49 boleros de todas las épocas cantados por ella-- la ha convertido en acontecimiento discográfico.

Montiel va por las cadenas de televisión y las radios hablando de Bésame mucho y Perfidia, pero los ecos de su truculenta boda con el cubano Toni Hernández y la trampa del programa Al descubierto no dejan de hacerle la puñeta.

"Esta historia es un poco pesada ya, pero se resume rápido. Un grupo de periodistas ha querido hundirme por un puñadito de euros. Les han pagado por poner a parir a Sara Montiel. Los pobres ya caerán", dice sin disimular su rencor. "Se han aprovechado de mí y ensucian mi nombre porque doy audiencia, pero otras no. Por eso me atacan", entiende.

LOS ENEMIGOS Sara Montiel tiene localizados a sus enemigos. "Son siete. Han llegado a decir que soy una ladrona de móviles, así que ojo con el tuyo, que lo mismo te lo trinco", cuenta con más broma que enfado. Su disgusto acaba ahí. "Con el resto de la prensa me llevo fenomenal. Los conozco a todos de cuando en este país sólo existían Sara Montiel y Francisco Franco. Esos profesionales siguen queriéndome y respetándome, pero estos chicos jóvenes que hay ahora no quiero verlos ni en pintura", se revuelve.

LA JUSTIFICACION La Montiel tampoco teme que este revuelo haya hecho mella en el cariño de sus fieles. "La gente sigue queriéndome, porque yo realmente no he hecho nada malo. Sólo mentí sobre mi boda y dije que no me había casado, cuando sí me había casado. Si todo el que miente ha de arrepentirse, a ver qué abogado es capaz de ganar un pleito", razona.