Pepe Paz milita en el movimiento Towanda, que agrupa a gays y lesbianas de la comunidad aragonesa. Regularizó su relación afectiva a raíz de la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo. "Fue un gran avance, pero todavía no se han resuelto los problemas que rodean la reproducción asistida o la adopción de niños fuera de España", dice.

Para Pepe Paz, la modificación del Código Civil fue solo "el comienzo de un largo camino en el que todavía no se ha alcanzado el final". Por un lado, indicó, "ayudó a resolver muchos problemas prácticos, en relación a asuntos como las herencias, la filiación, la descendencia y las parejas internacionales". Y, por otro, la reforma legal aumentó la "visibilidad".

Sin embargo, la legalización no ha sido la panacea. "Hubo muchas bodas al principio, porque había una bolsa de personas que ansiaban regularizar su situación, pero aun así todavía hay muchos homosexuales y lesbianas que viven en pareja y que se resisten a salir del armario, es decir, que aún siguen en la clandestinidad", afirma.

En este sentido, el colectivo femenino lleva más retraso en el proceso de inclusión social. "No hay menos matrimonios entre mujeres porque el número de lesbianas sea inferior al de homosexuales, sino porque las féminas parten de una situación inferior en lo social y en lo económico", denuncia.