María Elósegui Itxaso (San Sebastián, 1957) ha sido elegida esta semana jueza en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo, la única mujer en la terna que propuso España y la primera de su sexo en ser elegida.

Esta entrevista fue realizada el miércoles, tras conocerse su nombramiento,y se ha actualizado vía correo electrónico después de que, a lo largo de la semana, surgieran polémicas por antiguas declaraciones tildadas de «homófobas» por colectivos LGTB y partidos políticos

-Sus declaraciones anteriores sobre la transexualidad como «patología» y la homosexualidad han despertado rechazo, ¿qué tiene que decir al respecto?

Con esas informaciones se tergiversa y se persigue calumniar. Por lo demás, he sido elegida democráticamente por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, tras un concurso público y abierto, al que podía acceder quien considerara que tenía méritos. Como jueces debemos aplicar el Convenio Europeo y la legislación española.

-‘ElDiario.es’ publica que mintió en su currículm acerca de haber intervenido en la redacción de la Ley de Igualdad de Zapatero. ¿Es cierto?

Ya he he realizado varias oposiciones en mi vida en las que he probado cada mérito y no hay más que decir. Los concursos profesionales no se hacen en la prensa, sino en los tribunales competentes.

-¿Fue la primera sorprendida por su elección, después de lo publicado acerca de que solo recibió tres de los diez votos de una comisión evauladora previa?

Lo primero que tengo que decir es que esa votación es confidencial, por lo que esa información no es oficial, es oficiosa (en la de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa obtuvo 114 votos, por 76 y 37 de sus rivales). La sorpresa fue relativa, porque yo sabía que mi perfil, con cinco años en la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia y mucho trabajo en Derechos Humanos, era adecuado. He trabajado en Bélgica casi un año, también en Alemania, estuve dos años en Escocia y he estudiado mucho sobre las minorías étnicas en Europa, es un tema que me apasiona.

-¿Ve adecuado que alguien que no ha ejercido nunca de juez en su país pueda hacerlo en Europa?

-Entiendo que pueda llamar la atención, pero en el TEDH hay jueces y jurisconsultos, con una sólida formación en Derecho, hay muchos profesores de universidad. El trabajo en el tribunal consiste en la interpretación de derechos en conflicto, y tiene que haber un equilibrio entre jueces y académicos. Además de los 47 jueces hay muchos letrados asignados al tribunal, con mucha experiencia. El juez no está solo, pero se trabaja muchísimo.

-¿Entran muchos asuntos al tribunal?

Para hacerse una idea, a finales del año pasado quedaban pendientes unos 65.000, y eso que se ha reducido, otros años han llegado a ser 100.000. Se están llevando a cabo reuniones con tribunales superiores y constitucionales, también con las Cortes de Austria, Alemania o Suiza, para dar a conocer la jurisprudencia europea y que lleguen menos casos. También hay que decir que los problemas políticos hacen aumentar los asuntos. Ahora, por ejemplo, hay muchos de Turquía, Rusia y Ucrania, por las situaciones de persecución de la oposición en unos casos o los conflictos bélicos. En los países inestables los tribunales son muy lentos y faltan instrumentos para ejecutar las sentencias.

-¿Es difícil congraciar el Derecho de tantos países?

En la vieja Europa, el Estado de Derecho es más sólido, hay menos violaciones, pero surgen nuevos problemas relativos a los derechos, como los refugiados o las nuevas tecnologías. Otros tienen problemas más básicos, de falta de derechos civiles y libertades, por falta de tradición democrática. Pero, básicamente, los derechos son los mismos. Lo que falla es su ejercicio.

-En su trabajo en inmigración ¿le ha tocado analizar la situación de las fronteras españolas? ¿Cómo sale de mal parado nuestro país?

No, el tema de fronteras no compete a la comisión, tratábamos asuntos de inmigrantes de larga duración, cuestiones de nacionalidad, vivienda o racismo. El informe de España saldrá a finales de febrero, de hecho, y en general no sale mal parada. Hay un modelo de respeto a la diversidad, quizá por la diversidad regional, entendemos mejor la diferencia que otros países. La comisión se dedica mucho a perseguir los delitos de odio y discriminación, y a este respecto se ha incidido mucho en la persecución de estos también en las redes sociales. En la Unión Europea en general esto se ve bien, aunque quizá la ultraderecha no está tan de acuerdo.

-En España, sin embargo, no parece ser la ultraderecha la que está en el foco de los tribunales...

España es diferente, sí. Mi análisis (y es mío, no del TEDH) es que la reacción a la censura franquista generó una exaltación de la libertad de expresión, algo que ampara la doctrina de EEUU, por ejemplo. Los académicos en general tienen una interpretación favorable a esta tendencia. Mi opinión no es tan favorable, pero no predomina, y al fin y al cabo para mi trabajo es igual, porque hay que aplicar el Convenio de Europa y la ley de los países miembros.

-Otra de sus especialidades es la igualdad de hombres y mujeres, ¿es un problema en Europa?

He trabajado mucho en el tema, lo hice en el borrador de la Ley de Igualdad del 2007 y hace unos años en la de Aragón, con Altamira Gonzalo, que tengo entendido que es básicamente la que se está tramitando ahora. En Europa, los problemas de discriminación suelen ser asociados a la etnia además de al sexo. Los de identidad de género y orientación sexual llegan más bien al tribunal se Justicia de la UE, no al TEDH. Mi visión es que hay que tomar medidas en conciliación, para fomentar que no haya represalias por las bajas de maternidad, por ejemplo.

-¿Está a favor de la discriminación positiva de la mujer? ¿Cree que ha sido un factor en su elección?

No me gusta el concepto, prefiero hablar de acciones positivas. No es tanto cuestión de cuotas sino de medidas de conciliación. En mi caso quiero creer que lo que ha influido es el mérito y la capacidad. Tengo dos licenciaturas, dos doctorados y dos másters, entre otros títulos. Si en algo me ha afectado es en que mi candidatura se ha invisibilizado, se ha obviado mi currículum en favor de discusiones peregrinas como la de qué candidato era el favorito del Gobierno.