El expresidente del Club de Fútbol Castellón José Francisco Laparra fue condenado ayer a seis meses de cárcel y a una multa de 1.440 euros por irrumpir en mayo del 2013 en la vivienda de la adivina Lucía Martín en Magallón para recobrar los 165.000 euros que le había pagado para que realizara un conjuro de amor que no funcionó. Las tres personas que le acompañaban cuando entraron en la casa, Carmen González, Youssef Lachhab y Juan José Rivas, fueron sentenciados igualmente a seis meses de prisión y a sendas multas de 720 euros.

Todos ellos reconocieron ante la titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Zaragoza que eran culpables de los delitos de allanamiento de morada y realización arbitraria del propio derecho. Al mostrar su conformidad con las penas acordadas por las acusaciones y sus defensas, los cuatro imputados evitaron que se celebrara el juicio que estaba previsto para dilucidar su participación en los hechos.

Laparra, al que el fiscal pedía inicialmente dos años y ocho meses de prisión, quería conquistar el amor de una mujer. Para conseguirlo, recurrió a los servicios de Lucía Martín, que le aconsejó que siguiera extraños rituales, como bañarse en agua de rosas y embadurnarse con tierra obtenida de noche en un cementerio. Pero al no cumplirse sus expectativas amorosas, Laparra se presentó en la casa de la pitonisa con tres personas de su confianza y exigió la inmediata entrega del dinero que había gastado hasta la fecha.

Por otro lado, los acusados deberán abonar los costes procesales (1.000 euros) y además se devolverá a la víctima el dinero cobrado por lo que ella denomina "asesoramiento espiritual". Parte de esta cantidad se halla en poder de Hacienda, que al tener conocimiento del asunto embargó 145.308 euros, retuvo aproximadamente la mitad dado que esa suma no había tributado ni se había facturado, y devolvió el resto al juzgado.

Lucía Martín apenas se dejó ver ayer en la Ciudad de la Justicia. Llegó a las nueve de la mañana, una hora antes de la vista, y se refugió en un lugar donde no podía ser vista. Su intención era declarar como testigo detrás de un biombo, pues se siente amenazada. En cuanto a Laparra, mostró un gran deseo de llegar a un acuerdo con las acusaciones y no hizo declaraciones.