Una mujer de 81 años ha sido la primera paciente del hospital Miguel Servet de Zaragoza en someterse al implante del primer marcapasos sin cables que, además, es el más pequeño del mundo. La novedosa técnica, puesta en marcha esta primavera en varios hospitales españoles, consiste en implantar este dispositivo (de 27 milímetros de longitud) a través de un catéter por la vena femoral, lo que supone evitar incisiones quirúrgicas y cicatrices posteriores.

La intervención podría beneficiar al año a entre 30 y 40 personas, según aseguró ayer a este diario el doctor Antonio Asso, jefe de la Unidad de Electrofisiología y Arritmias del Servet. "Los pacientes susceptibles de ser sometidos a esta técnica son aquellos que tienen indicación de un marcapasos unicameral, es decir, aquel que requiere estimular una cámara del corazón", dijo.

Este diminuto dispositivo queda anclado en el interior del corazón, sin necesidad de cables que son "el verdadero talón de Aquiles" de los marcapasos convencionales, según Asso. "Los electrodos están sujetos a potenciales disfunciones con el paso de los años por los movimientos de contracción del corazón", dijo el doctor.

El equipo de Cardiología que ha desarrollado esta primera operación --formado también por Naiara Calvo y Teresa Olóriz--, está "ilusionado" de cara al futuro. Porque no se descarta que esta técnica pueda llegar a más áreas del corazón con la posible estimulación secuencialmente a las aurículas y ventrículos, algo sobre lo que se está investigando "de forma intensiva".

Por su parte, la doctora Isabel Calvo, jefa del Servicio de Cardiología del Miguel Servet, confió en que este tipo de intervenciones supongan una "nueva oportunidad" para afianzar la "vocación de ofrecer las últimas tecnologías a los pacientes con enfermedades cardíacas, incluso bajo la habitual presión asistencial y la constante necesidad de tener que ser eficientes en los gasto", dijo.