Un proyecto diseñado y puesto en marcha por un amplio equipo de sanitarios del Miguel Servet, en Zaragoza, ha conseguido revolucionar el servicio de estancias hospitalarias por fractura de cadera de personas ancianas, que han pasado a ser de 9 días frente a los 14 de los últimos años. El plan se inició el pasado mes de enero y ya ha permitido atender a 314 pacientes, según explicó ayer la doctora Concha Cassinello, coordinadora del proyecto.

Esa reducción en cinco días ha supuesto un ahorro de 1.205.760 euros en seis meses --el coste es de 768 euros al día-- y también permite 1.500 estancias más en Traumatología dedicadas a otras cosas. La planta sexta del Servet es la que acoge actualmente a todas las personas operadas de cadera, mientras que antes el servicio estaba dividido en dos plantas. "Esa unificación permite agilidad y también unir la colaboración de todos los servicios", matizó Cassinello.

Este proyecto, dirigido a ancianos aquejados con problemas de osteoporosis, supone que el paciente sea operado, siempre según las circunstancias y su situación, uno o dos días después de su ingreso, mientras que ya ejecuta pequeños movimientos e incluso da algunos pasos al día siguiente de la operación. "Cada paciente es diferente, pero si todo va bien esta es la pauta a seguir", dijo la doctora.

DEDICACIÓN AL ANCIANO

"Está confirmado que si se aumenta la espera para hacer la operación crece el riesgo de mortalidad. En las primeras 72 horas hay que intervenir para disminuir esa variable", matizó Cassinello. "Gracias a los internistas también se ha conseguido que la insuficiencia cardiaca de los pacientes pase de ser de un 14,7% al actual 3%. También hemos conseguido disminuir el dolor", añadió.

Otro de los objetivos que se pretende con este proyecto es "prevenir más fracturas", según apuntó el jefe del servicio de Traumatología, Carlos Martín. "El paciente tiene que salir del hospital sin un tratamiento para osteoporosis", apuntó.

El equipo multidisciplinar trabaja perfectamente coordinado y Martín, como jefe de Trauma, mantiene reuniones diarias con la trabajadora social. "Ya no solo es la operación en sí, hay que pensar en el después, en cómo está ese anciano para volver a su día a día y qué recursos necesitará", dijo.

Por su parte, el doctor Antonio Peguero, coordinador de la unidad de Traumatología del Servet, echó la vista atrás y apuntó que "antiguamente cuando un anciano se fracturaba era como que molestaba, porque no era patología que diera fama, y ahora eso ha cambiado. No es lo mismo operar a un joven, que tiene recursos y una vida larga por delante, que a un anciano que no está en la misma situación. Una persona mayor es un paciente frágil y no perdona un error del cirujano", señaló.

Otro eslabón importante en esta cadena son las enfermeras y las auxiliares. "Son la base de la planta, porque son ellas quienes asean, atienden, conocen y tratan a cada instante con los pacientes", explicó la supervisora de la unidad de fracturas de cadera, Elena Gálvez. "Son el alma del proceso", matizó la doctora Concha Cassinello.