El hospital Miguel Servet de Zaragoza dispondrá, a partir de ahora, de una guardia permanente y específica para atender a los pacientes aquejados de ictus. Esta ofrecerá asistencia las 24 horas durante los siete días de la semana y, teniendo en cuenta su carácter de unidad de referencia, se contará con los especialistas de Neurología de todos los hospitales del Salud, en un número proporcional a los profesionales de cada hospital.

Así, a los pacientes que sean derivados desde otros centros se les hará antes del traslado, en su lugar de origen, un escáner y se establecerá comunicación previa con el neurólogo de guardia del Servet para valorar la necesidad del viaje. Este neurólogo tendrá la responsabilidad de «gestor del caso», según informó ayer el Departamento de Sanidad, y estará encargado de la atención integral del paciente.

La Dirección General de Asistencia Sanitaria ha dictado una instrucción para regular la implantación del tratamiento endovascular del ictus en el Salud, garantizando la accesibilidad a los pacientes de todos los sectores sanitarios y realizando una selección eficiente de los mismos, de modo que se eviten desplazamientos innecesarios. El tratamiento endovascular del ictus es una técnica de radiología intervencionista que consiste en la introducción de un catéter guiado por imagen en las arterias cerebrales para eliminar el trombo que causa la obstrucción mediante su extracción.

Detección precoz

Esta técnica es ya el estándar de atención de estos pacientes en las primeras seis horas de iniciados los síntomas y es una oportunidad para todos aquellos que no pueden beneficiarse del tratamiento de fibrinolisis intravenosa.

El ictus es un fallo agudo en la función cerebral por un problema de falta de riego sanguíneo al taparse o romperse una arteria, produciendo un infarto o una hemorragia cerebral. Es la segunda causa de muerte en España y en Aragón afecta a unas 2.800 personas cada año. Los síntomas más frecuentes de alarma que deben llevar a pedir asistencia urgente son dificultades bruscas en el habla, debilidad o imposibilidad de mover un brazo, una pierna, sonreír con normalidad (se tuerce la cara) o perder la visión en uno o ambos ojos.