-La facultad en pleno ha puesto el grito en el cielo por estar sufriendo un serio problema para conseguir la estabilidad del profesorado.

-Se trata de un problema que venimos arrastrando hace tiempo y derivado de nuestra naturaleza. Procedemos de diplomaturas profesionalizadoras que no tenían continuidad académica, La ley anterior a la LOU (Ley Orgánica de Universidades) había previsto que, en estos centros, los profesionales necesarios pudieran optar a plazas de profesorado permanente con ciertas características. Era la figura de titulares de escuela universitaria. Y así fuimos trabajando al amparo de esta normativa en cuanto a docentes de Enfermería, Terapia Ocupacional o Fisioterapia. Pero, a partir de la entrada en vigor de la LOU, todo cambió al desaparecer estas figuras y aparecer otros condicionantes para poder acceder a estas plazas.

-¿Cuáles?

-Si querían obtener el doctorado, nuestros profesionales de Enfermería tenían que hacer otros títulos distintos. La mayoría se decantó por Periodismo, Historia o Antropología. Así ya tenían una licenciatura y podían optar al doctorado. Funcionaba bien. A raíz de la puesta en marcha de la modificación de la LOU en el 2007 y lo que sucedió en el 2008, con los nuevos títulos de grado cambiaron notablemente las formas de acceso a los Cuerpos Docentes y las condiciones de acreditación del profesorado en nuestra escuela, que luego pasó a ser facultad y el primer centro público de España que puso estas titulaciones como grados en el 2008. Cuando empezaron a salir los primeros graduados, en el 2012, ya podían hacer un máster y a partir de entonces accedieron al doctorado un importante número de enfermeros o fisioterapeutas que luego debían acreditarse ante la ANECA para poder optar a plazas de profesorado, tanto en las figuras de Ayudante Doctor o Contratado Doctor como en las figuras de Titular. Pero para eso hay que cumplir con una serie de criterios que no se consiguen de la noche a la mañana, como los relacionados con la pertenencia a un equipo de investigación o publicaciones de impacto científico.

-Por lo que la incorporación es difícil...

-El caso es que no tenemos acreditados y es ahora cuando empezamos a tener los primeros ayudantes doctores y este año se han convocado plazas de este tipo en Enfermería y Fisioterapia. Pero es solo el primer paso.

-¿Por qué?

-La universidad, que conoce bien el tema, siempre nos ha apoyado y facilitado la posibilidad de estas contrataciones, pero el problema actual es la escasez de personas que cumplan estos requisitos. La acreditación de plazas superiores tardaría tiempo y el profesorado permanente que hay en la facultad se va a ir jubilando en un corto espacio de tiempo. También alguno ha fallecido y todas esas plazas no han podido ser cubiertas por otro profesorado permanente. Por eso, sobre todo en Enfermería, para cubrir plazas hay que recurrir a puestos de tiempo parcial y la ley dice que los que quieran optar a ellas deben estar trabajando fuera de la universidad. Pero nuestros profesionales de Enfermería trabajan casi todos en el Salud y muchos a turnos y esto supone con la normativa vigente una declaración de incompatibilidad. La ley se está cumpliendo, pero el caso es que esto nos afecta muy profundamente y lo que pedimos es que se estudie, por los responsables políticos, la opción de adoptar otros mecanismos para que profesionales puedan seguir impartiendo docencia. Porque las materias de Enfermería solo pueden ser impartidas por enfermeras, ya que garantizan calidad.

-¿Cómo afecta este déficit de profesionales y la compleja situación de cara a garantizar una docencia plena y de calidad?

-Al no haber posibilidad de flexibilización legal de esa norma, en determinadas situaciones, nos quedamos sin docentes a tiempo parcial y eso a los estudiantes les afecta. Una facultad va formando a su gente joven en docencia e investigación, pero debe disponer de esas personas a las que enseñar. Porque no todo el mundo sirve para ser profesor y nosotros nos estamos quedando sin capacidad de profesorado que haga la universidad.

-¿Qué exige la facultad?

-La carta emitida por la Junta de Facultad, no pretende buscar culpables, lo único que pretende es instar a las autoridades a acelerar el proceso de cambio de la ley aragonesa para permitir, si legalmente se puede establecer, la contratación de personal a tiempo completo, lo que desapareció con la LOU. Además, la figura de colaborador a tiempo completo también desaparecerá con las jubilaciones de los actuales. No hay posibilidad de tener a nadie a tiempo completo que nos garantice un aseguramiento de la docencia y un futuro desarrollo profesional de nuestros profesores.

-¿Se puede cuantificar el déficit actual de profesores?

-La mayoría de los que estamos como profesorado permanente ya hemos cumplido los 60, algunos están en los 65 y alguno hay de 68 o 69. Y si no cambia la legislación, nuestras vacantes seguirán siendo cubiertas con asociados a tiempo parcial. El rector y el vicerrector de Profesorado conceden las plazas que le pedimos porque, en realidad, la institución está atada de pies y manos. El futuro no se ve claro como no se den prisa legislativamente y nos capaciten para disponer de plazas a tiempo completo o se flexibilice la ley de incompatibilidades. La situación es compleja.

-¿Le consta que haya voluntad política?

-Sé que están en ello. Las consejerías de Universidad y de Sanidad no pueden hacer nada porque depende de Función Pública del Gobierno de Aragón y de la legislación vigente. Si están trabajando en la modificación de la ley, que lo hagan rápido porque, si se demora, vamos a tener un verdadero problema.